Un nuevo episodio de violencia ha marcado el último fin de semana en el fútbol balear. Y es que la Federació de Futbol de les Illes Balears ha trasladado a través de las redes sociales la denuncia de agresión por parte de un jugador a un árbitro asistente, siendo por ello expulsado y amonestado con cartulina roja, más los atenuantes de los hechos referidos en el acta. En el mismo se refleja que en el túnel de vestuarios, y una vez finalizado el encuentro, cuya categoría y equipos que lo dirimieron no ha desvelado la territorial, el jugador en concreto se dirigió hacia el asistente en cuestión, propinándole un fuerte codazo en el pecho que le dejó sin respiración durante un periodo de tiempo, «dejándole sin respiración y aturdido durante varios segundos», hechos que presenció el resto del equipo arbitral.
Ante la dureza de los acontecimientos, y tras un tiempo prudencial, el trío arbitral decidió encerrarse en el vestuario, con llave, requiriendo la presencia de la fuerza pública. Tras ponerse en contacto con la autoridad, en unos minutos comparecieron efectivos de la Policía Nacional y Local, que se encargaron de dar cobertura a los árbitros, que salieron del recinto deportivo escoltados por los agentes, y el colegiado asistente agredido lo hizo, además, con destino a un centro médico para ser examinado.
«La FFIB actuará en consecuencia y se personará como acusación particular en el procedimiento penal que se inicie contra el autor de estos hechos», anunciaba en sus redes sociales la entidad que preside Jordi Horrach, que tomará medidas urgentes ante este caso. De hecho la junta directiva de la FFIB se reunirá, mañana lunes 22 de diciembre «para analizar la situación y adoptar, tras los trámites oportunos, las acciones disciplinarias que correspondan», dentro del compromiso de lucha contra la violencia y este tipo de acciones y comportamientos en los terrenos de juego.
También hay que juzgar a los árbitros que tiran por la borda todo el trabajo de los equipos por sus malas decisiones.