El pívot del ViveMenorca, Miguel Alberto Montañana explicó ayer que la decepción sufrida en la Copa Príncipe disputada en Melilla es una página pasada por parte de su equipo. Ahora, el conjunto que dirige Paco Olmos se centra en la misión de finalizar primero de la Liga Regular y eso pasa por culminar la competición de Liga de forma firme y sin prácticamente resbalones.
Motañana piensa en el próximo partido en Girona después de un largo regreso de Melillla y con pocos días de preparación, ya que el jueves el equipo marcha a la ciudad catalana. El pívot ve a su equipo bien y afirma del choque del viernes ante el Sant Josep que "vamos a intentar ganarles y, a partir de ahora, queremos ir partido a partido. Tras la Copa hay que pensar sólo en el único objetivo real del club y en los 14 partidos de liga que quedan porque los planteamos como finales". Consciente del tramo que les espera, el valenciano dice saber "que si queremos lograr el objetivo del club hay que ganar en canchas difíciles y vamos a Girona con mucho respeto, pero pienso que si hacemos las cosas como sabemos podremos ganar allí".
Y es que las victorias foráneas han sido la gran asignatura pendiente del actual ViveMenorca. De ahí que lograr la meta del primer puesto pase por una regularidad incuestionable en lo que resta de liga regular, tanto en los partidos de casa, donde se ha mostrado intratable, a excepción del Tenerife, como en los de fuera, donde debe sustraer mejores resultados.
Al equipo le quedan seis partidos en su feudo y ocho desplazamientos, entre ellos el del próximo viernes, o los dos consecutivos a Melilla y La Laguna, sin olvidar el derbi balear en Mallorca, que será especial.
Sesiones con la cantera
Los jugadores y técnicos del ViveMenorca están visitando de forma semanal a los equipos de base con los que realizan trabajos específicos de técnica individual y les transmiten algunas de sus experiencias.
Marc Fernández e Iván Llull fueron los primeros en 'saltar al ruedo' de los entrenos y fueron recibidos por las chicas del Infantil Femenino como auténticos maestros con los que vivieron una sesión de entrenamiento inolvidable en las instalaciones de La Salle Maó.
Nadie tuvo el menor reparo en salir del pabellón y desplazarse a las pistas del patio del colegio, cuna de este club ejemplar ahora, para continuar con la sesión cuando se terminó el tiempo bajo techo para este grupo.