El Penya Ciutadella sufrió un duro varapalo en su visita a Zaragoza en un partido en el que el resultado lo dice todo (7-2). El equipo de Son Marçal no fue rival para uno de los mejores equipos del grupo, un Zaragoza que no tuvo piedad de su rival y se tomó su particular 'venganza' deportiva. Y es que el Penya Ciutadella fue capaz de ganar en casa (2-1) a los aragoneses y, parece ser que no se habían olvidado de ese resultado. Y es que no era Zaragoza un escenario propicio para pensar en un resultado positivo. Los locales sólo han perdido un partido en casa y fue frente al líder, Espanyol, además de ceder dos empates ante San Francisco y Damm.
El choque no tuvo historia alguna. En el primer minuto Gracia ya había marcado el primer gol de los aragoneses. Era el principio del fin para un Penya Ciutadella que no pudo parar el juego de ataque local. Antes de la media hora el partido ya estaba finiquitado con dos goles más de los de casa. El Zaragoza, con un juego muy intenso y vertical no dejaba la posesión de la pelota a un Penya que casi no podía hilvanar dos pases seguidos. Destacar que Mingorance tuvo que ser retirado del terreno de juego por una lesión en el tobillo en la primera parte.
El Zaragoza, con el tres a cero se tomó un respiro, algo que supo aprovechar el Penya Ciutadella que, a base de orgullo y pundonor pudo acercarse hasta la meta defendida por el meta Jonathan. Así, en un balón que le llegó a Aitor dentro del área local, éste acertó a batir la portería maña y recortar distancias. A pesar de ello, la diferencia que hay entre los dos equipos, y lo visto en la primera media hora de juego, no hacia presagiar una remontada visitante. Pero con el segundo gol del Penya, obra de Alex, sí que llegó algo de inquietud para los de casa. Pero no fue más que un espejismo. A partir de ahí, el Zaragoza se puso, otra vez las pilas y no dio más opciones a un rival que no pudo hacer nada para evitar la goleada. El local Malick fue el estilete principal de los aragoneses y con tres goles protagonizó la goleada de los suyos. El Penya aguantó hasta que le quedó gasolina ante un rival muy superior.