El Penya Ciutadella se complicó todavía más su existencia tras saldar su partido contra el Terrassa con un estéril empate (1-1) que encarece todavía más la salvación y que deja sabor agridulce a los aficionados que se desplazaron hasta Son Marçal para ver al equipo de Tóbal Tudurí en acción.
Los incidentes al final del partido, donde hubo hasta puñetazos, desagradablemente, no es lo más aconsejable para dos equipos que luchan aún por salvar la categoría. Pero lo más lamentable es que éstos fueron 'provocados' por un colegiado, que se retiro a los vestuarios con los equipos sobre el césped, más pendiente de marcharse hacia Mallorca, tras cumplir al haber arbitrado el Mercadal - Penya Santa Eulàlia el sábado, y que no añadió ni un minuto de prolongación.
Partido típico de equipos en zona de descenso con innumerables desaciertos y una necesidad de victoria que al final no logró ninguno y despertó la insatisfacción entre ambos conjuntos. En la primera parte sólo hubo una ocasión por bando, mientras que en la segunda, bastante más animada, contó con más ocasiones y con los goles reflejados en el marcador.
Los goles fueron de bella factura. Se adelantó el Terrassa de cabeza tras un perfecto centro, que aprovechó Sallà para abrir el marcador en el minuto 48. A pesar del jarro de agua fría para los intereses del Penya Ciutadella, los chicos de Tóbal Tudurí reaccionaron rápido y lograron el empate en el minuto 59 gracias a una acción de Penya que culminó una bonita jugada colectiva.
Con tiempo para buscar el segundo, el equipo local dio un paso adelante pero se encontró, como era de prever, que el Terrassa también podía salir a la contra y en varias ocasiones a punto estuvo de sorprenderle.
Al final reparto de puntos, indignación con el colegiado, y algunas malas lenguas que ven un favoritismo hacia el Poblense, que se vio beneficiado del resultado.