Si había un hombre feliz ese era Paco Olmos. El entrenador valenciano y ex del Melilla, una vez pasado por sus jugadores por la ducha llegó a la rueda de prensa con semblante tranquilo. Su felicidad, radiante, iba por dentro. A falta de varios segundos para el final del partido, Olmos se fundió en un eterno abrazo con un emocionado Ciorciari, jugador que ya tuvo en Melilla y con el que incluso vivió un descenso. Fue un abrazo lleno de emoción que lo dijo todo.
Para Paco Olmos, "la primera parte demostró que la final no se nos podía ir y ahora toca disfrutarlo y trabajar muy duro en verano para que esto no sea efímero. Personalmente soy muy feliz por mis jugadores, por el cuerpo técnico, por los directivos y por la afición que ha demostrado que podía dar un paso más y que me ha impresionado hoy con el ambiente que hemos vivido en el Pabellón"
Agradeció especialmente el ténico valenciano su apoyo al "presidente y al director general que me respaldaron en los momentos difíciles así como a mi mujer a mis hijos, a mis padres y hermanos sin los que no habría podido retornar a la ACB. Para mí volver era muy importante ya que lo probé hace años gracias a la confianza de Juan Roig y quería volver a tener esta oportunidad. Vine a este club por su ambición deportiva y sabía que esto no era una obligación pero sí es un éxito del que son partícipes todos los trabajadores del club".
El entrenador del ViveMenorca también quiso dar la gracias a la "prensa por vuestro apoyo y por no haber hecho sangre en los momentos más complicados". También comentó que "me gustaría dar la enhorabuena al Burgos por su buen trabajo y espero que la temporada próxima les toque a ellos disfrutar de esta felicidad. Yo perdí cuatro finales de LEB y era muy importante conseguir ésta junto con un jugador como Ciorciari que ha vivido conmigo hasta un descenso y ha demostrado que sigue creciendo", apuntó.