Empieza la liga y el primer fin de semana me pongo morado de ver partidos… de la Premier League británica. Ahí es nada una competición con varios candidatos al título que ahora ostenta un Manchester United que, huérfano de fichajes y con Rooney deseoso de marchar al Chelsea de Mourinho, se aferra a la infalible zurda de Robin Van Persie para mantenerse en el candelero. A la caza de su título galopan el propio Chelsea en el que Mou se mueve como pez en el agua, incluso la cara le ha cambiado, ahora mucho más apacible (¿se habrá recuperado ya de aquel 5-0 que le desquició?), el Manchester City, con un super equipo liderado por Yayá Touré, el Kun Agüero y David Silva, el que más me impresionó en la jornada inaugural y, con menos posibilidades, el Arsenal, eterno adolescente que no acaba de madurar, y el propio Tothenham, con cash pero enquistado aún en el bucle melancólico de Gareth Bale, la última locura de un Florentino Pérez que no sabe qué hacer para acabar de una vez por todas con la era Barça…
¿Y nuestra "liga de las estrellas"? Pues si el Atlético no lo remedia –anoche, en la ida de la Supercopa, demostró poder hacer pupa a los dos colosos-, ojalá, por el bien de una competición muy devaluada por la desmesurada prepotencia de Madrid y Barça. La jornada inicial, a pesar del casi gatillazo de un Realísimo que anda a la búsqueda de una nueva identidad en el campo, reveló ya que, salvo sorpresas, la competición será un duelo a muerte entre los dos grandes que ya saben que deberán rozar de nuevo la cifra de los cien puntos si quieren ser campeones. Atlético y quizás Real Sociedad les pueden hacer cosquillas.
El campeón Barça parece tomar nuevos bríos con el Tata Martino que deberá tomar una decisión crucial si no quiere que el fútbol del equipo se anquilose en la monotonía que se vio en la primera parte de la ida de la Supercopa: relevar del mando a Xavi Hernández en beneficio de un Cesc Fábregas mucho más imaginativo e imprevisible en su juego (no hay volante en el mundo con su capacidad de llegada al área) y que lo está pidiendo a gritos en estos inicios de temporada. Sí, creo que más que la hora Neymar, muy joven aún, la clave del cambio en el Barça se llama Cesc Fábregas… Con Xavi en la recámara para dormir algún que otro partido
En cuanto al Madrid, Ancelotti deberá decidir la forma de juego pero no lo tiene fácil. La llegada de Isco también pide a gritos un fútbol asociativo con Modric y Ozil, pero la presencia arriba de dos torpedos supersónicos como Cristiano y Bale (no dudo que acabará fichando) hace pensar en un fútbol de pase largo y galope tendido. Las dudas expresadas ante el Betis corroboran esta impresión.
En fin, hagan juego, señores.