La maldición copera se prolonga un año más. El Valeriano Allés queda fuera de carrera en la Copa de la Reina apeado por el UCAM Murcia, a pesar del prometedor arranque de partido. Pesó la homogeneidad de un rival que mostró mayor resistencia física y, sobre todo, más rapidez y claridad en sus movimientos. Respaldado por una recepción envidiable y una regularidad en el ataque incuestionable, las levantinas acabaron pasando a cuchillo al conjunto de Menorca.
Se vieron síntomas de presión en el inicio, con un juego deslavazado en ambos campos que apenas permitía enlazar un recorrido lógico del encuentro, plagado de errores en el saque y en la colocación, de recurso al 'block out' para moverse sobre seguro en una cancha que resultaba para ciutadellenques y murcianas un campo de minas. Escaso nivel, a decir verdad, para tratarse de los cuartos de una competición que enfrenta a los seis mejores equipos de la élite nacional y que mostraba, en realidad, a dos bloques nerviosos y temerosos.
Sobre ese escenario, desconocido, los parciales se movieron en términos de igualdad hasta que el Valeriano Allés dio un paso al frente de la mano de Rese McNatt y D'Amaro para abrir brecha. Bastó con que apretasen en las dos bandas de la red, otorgasen una mínima dosis de intensidad a su pegada y revolucionasen, sin demasiado impulso sus rotaciones de balón (13-18).
Su rival parecía mantenerse en estado de hibernación, pendiente de un cambio de rumbo en su metodología de juego (y actitud) que elevase su nivel de prestaciones. Y pareció encontrarlo gracias a Patricia Barrio que elevó el tono del equipo y de Carlota García que situó el parcial en los términos del comienzo en el último suspiro (23-24) a pesar de la contundencia de McNatt y Sorokina.
Un ataque de zaguero advertido por los colegiados a la estadounidense acabó por prolongar el desarrollo del punto que ella misma parecía asegurar por el carril derecho desde la segunda línea. No fue así. Menorca mostraba mejor defensa en la recepción del ataque y un arrojo incombustible, cada vez que formaba su contra, con mucha mayor rapidez, y obligaba a las levantinas a hacer un enorme sobresfuerzo para anotarse un set interminable (30-32) entre el aplauso unánime del público que premiaba el desenlace final, apasionante.
En el segundo acto, vuelta al tajo. Los mismos equipos, el mismo escenario y el mismo contexto. El equilibrio de fuerzas volvió a dejarse ver en un luminoso que parecía caminar sobre la red, sin decantarse (6-6, 11-11) hasta que, más por constancia y regularidad que por superioridad, el UCAM forzó un tiempo muerto abierto sobre un parcial que convertía a Barrio en la jugadora más determinante del choque (16-13).
Vuelta a empezar, en realidad, NcNatt, sin rastro de sus problemas en el codo, apareció desde la estratosfera de a zona 4 para equiparar los méritos (18-17) y el cruce entró en una fase mucho más intensa de la que, no obstante, las murcianas acabaron sacando tajada. Con paso firme, acabaron proponiendo un escenario desesperante para las bermellonas (24-18), obligadas a luchar a la desesperada por una recuperación que no llegó (25-20).
El choque entraba, eso sí, en fase creciente. El Valeriano Allés respondía al palo iniciando una ofensiva sin cuartel cimentada en el remate de McNatt en la derecha, y en la solvencia del bloqueo. Pero a la norteamericana acabaron pillándole el tranquillo, la defensa perdiendo fuerza y Murcia ganando impulso gracias a la solvencia de su segunda línea (8-7). El duelo se volvía imprevisible. Pero al final igual de decepcionante para el Valeriano ante un bloque en racha, avalado por la celeridad de sus movimientos y la capacidad en recuperación, la recepción y colocación. Fueron los elementos que acabaron desarbolando la resistencia bermellona (25-23).
Para entonces las pupilas de Bep Llorens se movían en la reserva, sin apenas combustible, y en el cuadro de Pascual Saurín funcionaba todo como la seda, dando entrada en el festival a Alba Sánchez, Encarnación García y María José Corral que aportaba criterio a una orquesta perfectamente engrasada y en plenitud desde el punto de vista físico (25-12).