Algunos de los principales encantos de Sant Lluís los encontramos en su litoral; lugares como Binibeca, Binissafúller o Punta Prima, y otros como Biniancolla, el Torret de Baix o Son Ganxo, nos ofrecen unas estampas preciosas a pie de mar.
Probablemente Binibeca sea la joya de la corona de Sant Lluís, motivo de muchas de las postales de recuerdo de nuestro paso por esta localidad de poco más de 7.000 habitantes. Se trata de un pequeño pueblo de pescadores situado a unos 8 kilómetros al sur de Maó. Surgió en 1972 como poblado de pescadores y fue muy frecuentado por los hippies en la década de los 80. En la actualidad tiene unos centenares de habitantes, pero en verano multiplica esa población ya que se torna uno de los destinos preferidos por los turistas.
El poblado de pescadores de Binibeca fue construido a inicios de los setenta y, al ser uno de los lugares más turísticos de la Isla, se encuentra completamente restaurado. Sus calles estrechas y sus casas encaladas (que parecen sacadas de una postal) forman un laberinto en el que deseará perderse durante un buen rato. La belleza de este pueblo radica en que está formado por pequeñas casas de formas redondeadas, pintadas de blanco y con calles estrechas en las que reina el silencio y la paz. Alrededor de la antigua población se han construido urbanizaciones siguiendo el estilo de casas blancas.
Biniancolla, encantadora
También Biniancolla encandila a sus visitantes. Se trata de un lugar encantador aunque mucho menos conocido que Binibeca o Punta Prima. Un pequeño rinconcito del término municipal de Sant Lluís que nos evoca a la Menorca de antaño.
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