Ficha. Nacido el 10 de mayo de 1984 en Mollet del Vallès (Barcelona), Alberto Marín comienza sus estudios de guitarra flamenca a los 15 años de edad con el maestro Rafael Cañizares. En pocos años destaca su habilidad como guitarrista para baile y cante, y colabora en el XXXIX Concurso Nacional de Tarantas de Linares, acompañando a Juan Fuentes Pavón, Toli de Linares, Joselete y Agustín Navarro. En 2004 ingresa en la Escuela Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Entre otros, ha compartido escenario con Niña Pastori y Chano Lobato. Este verano actuó en Ciutadella con "Tot flamenc".
De sus maestros dice en su myspace que gracias a Rafael Cañizares comenzó a conocerse a usted mismo e incluso a apreciar lo que es. ¿A él le debe todo su empuje flamenco?
Rafael es para mí mi punto de partida, es la persona que me ha aguantado durante años, y el que me ha enseñado lo difícil que es tocar este instrumento.
La crítica lo define como parte de una nueva generación de guitarristas flamencos que se impone en Barcelona. ¿Es duro el camino hasta alcanzar una sólida técnica?
Creo que como todo en esta vida, ¡que le pregunten a una madre si es duro criar un hijo! Hay que tener constancia, paciencia, gusto y amor por lo que haces… ¡no falla!
¿Qué une a un catalán con el flamenco?
Cataluña fue el lugar por donde entraron una de las partes que harían posible el nacimiento del flamenco: los gitanos. Concretamente Barcelona es hoy una de las ciudades donde se cuece este arte. Catalán y flamenco son dos palabras totalmente compatibles.
En la guitarra, ¿hoy se armoniza mejor que hace unos años?
La armonía flamenca ha evolucionado muchísimo al igual que la rítmica, no podríamos calificarlo como mejor o peor, simplemente es diferente. El flamenco en sus inicios no disponía de la compañía de otras músicas como sucede hoy. Armónicamente los guitarristas usaban por la colocación del instrumento una serie de cadencias o acordes lo más cómodos posibles pues se colocaba la guitarra en diagonal, con sólo un punto de apoyo. Actualmente este instrumento muestra diferentes digitaciones de un mismo acorde y con un clarísimo color de músicas como el jazz, latin o la música moderna.
Por su experiencia como docente: ¿Qué hay que tener para ser un buen guitarrista flamenco?
Disciplina, constancia y carácter.
Por sus conciertos e intervenciones formativas en el extranjero: ¿Se valora fuera más el flamenco que en nuestro propio país?
El flamenco en España está muy arraigado y aceptado por todos, en nuestro país se entiende mucho de flamenco, no tanto en el extranjero, pero sí es cierto que es un estilo musical que en cualquier parte del mundo acelera el ritmo cardíaco y llena de pasión al que disfruta de él. Esto se produce por su rítmica y sobre todo por la fuerza y la pasión que genera.
¿Se puede entender el flamenco sin que corra por tus venas sangre andaluza?
Por supuesto, ¿puedes hablar inglés sin nacer en Londres?, está claro que sí, de hecho yo soy catalán y orgullosísimo de ello, y al igual que yo, nombres ilustres como Mayte Martín, Montse Cortés, Duquende, Cañizares, Chicuelo, Benavent o Poveda… Sobran las palabras… (ríe).
¿Con cuál de los grandes le gustaría actuar?
Ya he tenido la gran suerte de colaborar con artistas de élite como Arcángel, Chicuelo, Mayte Martín o Carles Benavent… Es difícil escoger pues admiro el trabajo de muchísimos, pero si tuviera que decir un nombre diría Miguel Poveda, al que conozco personalmente y con el que sé que sería una gozada trabajar gracias al altísimo nivel que tiene.
Como guitarrista: ¿posee algún reto?
Nunca me he planteado un reto en concreto. Siempre he considerado mi trabajo como el del panadero que está todo el día haciendo pan o el mecánico que arregla coche. Lo hacen porque les gusta y para ganarse la vida, así me lo tomo yo. Puedo tener pequeñas metas que te ayudan a ser constante, a ir superándote a diario. La música es algo muy importante en la vida, pero no más que la del empleado que recoge las basuras.
Le vimos este verano en "Toc flamenc", ¿para usted Menorca es un escenario especial?
Llevo 26 años de mi vida a cincuenta minutos de la Isla. La conocí este año, el pasado julio y aquí me he enamorado de la mujer de mi vida. Además tengo grandísimos amigos que llevan toda la vida aquí y gracias a ellos Menorca, y en concretamente Ciutadella, es un escenario especial. ¡Y eso que aún no conozco las Festes de Sant Joan! (ríe).
Sus referentes flamencos.
Mi maestro Rafael Cañizares y su hermano Juan Manuel Cañizares. La cantidad de horas que hemos pasado juntos tomando café o cenando dan mucho para recibir consejos sobre esta vida y no sólo en lo musical claro está. Como guitarrista flamenco no puedo dejar de nombrar al maestro Paco de Lucía, aunque me he bebido mis discos de Niño Ricardo, Niño Miguel, Sabicas o don Ramón Montoya.
¿En qué proyectos se halla trabajando en la actualidad?
Trabajo para varias compañías de flamenco con las que actuamos en países de todo el mundo. Soy guitarrista acompañante de diversos cantaores y cantaoras, también llevo un ciclo de conferencias ilustradas sobre flamenco con la que hemos visitado algunos países como Cuba, Francia, Polonia o Perú. Todo lo compagino con mi trabajo como profesor en Barcelona y en Sa Fàbrica de Músics, aquí en Ciutadella.
Acabe la frase: "Sin el flamenco el mundo...
… sigue mostrándonos cada día lo inmenso que es". Lo que quiere decir es que no podemos evadirnos de la realidad, tenemos la obligación de saber qué sucede en el mundo, qué pasó en Haití, qué pasa en Iraq y qué es la crisis económica. No podemos pasar por esta vida sin esas emociones, para después pasarlas por el filtro de la música.