Se lee como una novela pero no es en absoluto una novela. "Las torres del honor", la última obra del historiador menorquín Gabriel Cardona Escanero que vio la luz tras su fallecimiento a raíz de una fatal caída, no es un libro más de los muchos que se han escrito sobre el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981. En este volumen editado por Destino, el profesor Cardona parte con clara ventaja respecto a las narraciones e investigaciones aportadas por otros autores. En Gabriel Cardona confluye su condición de militar (era capitán destinado en un cuartel de Sant Boi de Llobregat), haber sido uno de los fundadores de la Unión Militar Democrática (UMD) y, tras abandonar el Ejército, ejercer como profesor de Historia en la Universitat de Barcelona.
Avalado por estas tres importantes características, Gabriel Cardona brinda al lector una muy solvente y democrática versión militar del 23-F, una versión que trasciende buena parte de las obras que sobre este relevante y reprobable hecho histórico han publicado diversos escritores, historiadores y periodistas.
El relato esencial del intento golpista es harto conocido por el pueblo español. Pero el mérito del libro de Cardona radica en la cantidad y riqueza de los detalles que contiene su narración histórica, y en los datos que reúne sobre el estado de opinión existente en diversos acuartelamientos acerca de la situación política que se vivía en España durante los últimos años de la dictadura franquista. El autor se extiende profusamente sobre los antecedentes del 23-F, se remonta a la época de creciente incertidumbre política en los años 70 (asesinato de Carrero Blanco, gobierno de Arias Navarro y enfermedad y muerte de Franco), al inicio de los años 80 (cuando el gobierno de Adolfo Suárez y las luchas internas y descomposición de la Unión de Centro Democrático), así como al clima de tensión que reinaba en el seno de las Fuerzas Armadas, sobre todo a consecuencia del terrorismo y el elevado número de víctimas militares y policiales que se cobraba ETA.
Gabriel Cardona, por otra parte, ilustra al lector sobre el nacimiento de la UMD en septiembre de 1974: "Nos declarábamos demócratas -señala en la página 70-, sin vincularnos a ninguna idea política concreta, lo cual no impidió que nos acusaran de procomunistas, marxistas y otras cosas parecidas. Me extraña que no nos creyeran también judíos, masones, homosexuales y vendidos al oro de Moscú". "Aunque los franquistas nunca quisieron creerlo y probablemente siguen sin aceptarlo -escribe en la página 72-, la Unión Militar Democrática sólo se sentía obligada a cumplir la voluntad de los españoles cuando pudieran expresarla libremente (...). No deseábamos la dictadura; en lo demás, el pueblo español debía decidir su futuro".
Como es obvio, Antonio Tejero Molina se situaba muy lejos de los principios que unían a los miembros de la UMD. El teniente coronel de la Guardia Civil ya estuvo involucrado en la operación Galaxia y era conocido su espíritu golpista. Sin embargo, cuando el 23-F asalta el Congreso de los Diputados Tejero desconoce el objetivo más importante de la misión: ni Jaime Milans del Bosch ni Alfonso Armada le habían informado de sus planes de constituir un gobierno de concentración en el que se integrarían precisamente algunos de los políticos más odiados por Tejero. Asimismo, según relata Cardona, el general Armada enredó hasta el último momento pese a saber que la aventura no contaba con la autorización del Rey don Juan Carlos. De ahí que no compareciera en el Congreso la autoridad militar competente; y de ahí que Sabino Fernández Campo impidiera la presencia de Armada en el palacio de La Zarzuela.
El profesor Cardona destaca que el 23-F se desarrolló con mucha improvisación y descoordinación. Su conclusión es clarividente: "Habían planeado el golpe contando con que les seguiría el ejército -afirma en la página 297-, que pensaban franquista. Y en eso no se equivocaron, pero precisamente por eso se quedaron solos. Los militares del franquismo estaban acostumbrados a obedecer órdenes ciegamente. Simpatizaban con el golpe, pero pasaron la noche esperando una orden que nunca llegó. Finalmente, recibieron el mensaje del rey y obedecieron. El espíritu franquista había dado el golpe. El mismo espíritu franquista lo hacía fracasar".
"Las torres del honor" es un libro cuya lectura es muy recomendable para el gran público, para quienes vivieron el 23-F y fueron plenamente conscientes de su repercusión histórica; y de modo especial, cuando han transcurrido ya tres décadas, para los ciudadanos más jóvenes que posean unas escasas y vagas referencias sobre el frustrado golpe militar que pudo acabar con nuestra democracia.