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El rincón de los discos imprescindibles

El aullido de la desesperación

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Hablar dePossessed by Paul Jameses hablar de Konrad Wert, un artista único. La primera vez que tuve la oportunidad de escuchar la música de este hombre nacido entre los brazos de los Menonitas del Sur de Florida, mi alma se estremeció. Pasaron unas semanas hasta que fui capaz de amarlo. Su música no es para todos los públicos, es más, su música podría ser para nadie. Por eso me refugio en ella y me siento afortunado, altamente agradecido para con la vida.

Hace unos meses, concretamente a finales de agosto del 2011, caminé por tierras del Sur Norteamericano. Quería oler el blues y la tierra pantanosa. Deseaba sucumbir frente una parte importante de la música moderna, pues sin aquellas raíces los sonidos actuales no serían tales. Este hecho aplica irrefutablemente para la obra de Konrad.

Nunca olvidaré aquella noche del 2 de septiembre. Me trasladé a la localidad de Cookeville, como a una hora y media de Nashville. Allí estaban congregados los artistas más importantes de lo que podríamos denominar la plataforma artística anti country mainstream, o dicho de otra manera, hermandad musical que apoya por encima de todo la esencia de la música de raíces norteamericana que nada tiene que ver con las radio fórmulas baratas que intentan vender a los blancos que ahora escuchan blues o country.

Momentos antes del show que iba a ofrecer nuestro protagonista de este domingo, tuve la suerte de conversar brevemente con él. Lógicamente la emoción te hace adorar al mortal. Pero eso fue lo de menos. La música se convirtió una vez más en lo más importante, en lo único. Precisamente eso es lo que encontramos en la primera grabación oficial de Possessed by Paul James, nombre que deriva de la unión de dos de las personas más importantes en la vida de Wert: su padre y su abuelo.

¿Por qué tantas explicaciones? Pues porque no se puede sembrar la semilla sin antes haber arado el suelo. El disco en cuestión nos brinda a Konrad Wert en una de sus primeras y genuinas actuaciones. La producción es lo de menos, los detalles también. Lo que encontramos en su disco homónimo es al artista desnudo, sin decorados ni estúpidas partituras.

Contemporáneo de Scott H. Biram y descendiente espiritual de artistas como Howlin'Wolf, Son House o Robert Johnson, Konrad nos escupe su propia verdad, aquella que viene envuelta de dolor y desasosiego. Por ello su música huele a sufrimiento, a cadenas, a esclavos negros cavando el suelo y llorando sudor. Rabia contenida y ritmo en el golpe.

Desde la inicial "Fiddle Fuck" donde el artista realiza una labor de calentamiento del alma, su música habla por si sola. La conjunción del público y Konrad es tal, que percibes esa labor de purificación que el artista realiza de manera sublime y con un efecto que pocos músicos han logrado hasta la fecha.

Una de las características principales del artista es que se acompaña tan solo de sus instrumentos (guitarra, violín y banjo) y un viejo trozo de madera a modo de percusión, o sea que se puede decir que estamos hablando de uno de esos hombres orquesta.

Hablar de sus canciones es ser injusto con lo que transmiten, aunque me atreveré a recomendar la emotividad de "Men, men, men", el punky tonk de "Ol'Man Souls", la rabia en "Colorofmybloodynose" o el virtuosismo ecléctico de "Foot in heaven/hell". Sencillamente épico. ¿Se puede pedir más?

Celebro que la nieve no sea ya más que un recuerdo tipo postal. Vivo pensando en mis bermudas y en mi padre que camina bajo el sol y escribe las más dignas poesías. Feliz domingo.


Possessed by Paul James
Título: Possessed by Paul James
Año: 2006
Sello: SYA Records

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