La jubilación le está dando muchas alegrías a Joan Pons (Ciutadella, 1946), reconocido mundialmente como uno de los principales barítonos dramáticos de nuestro tiempo. Su voz ha sonado en las mejores plazas musicales desde que en 1980 captase la atención cuando abrió la temporada de la Scala de Milán. Hace tan solo una semana «recibía una llamada de teléfono» en la que le dieron la noticia de que el Gobierno le había concedido la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes, una «doble alegría», ya que el reconocimiento recayó también en el Teatre Principal de Maó. El 30 de este mes, con motivo del estreno de la ópera Tosca en el Principal de Palma, en la participa el cantante, el Consell de Mallorca le rendirá un «sencillo pero emotivo homenaje» a una figura «fundamental» de la lírica.
Joan Pons cantará en la obra de Puccini únicamente en la primera función, la del día 30 –después le suplirá Ismael Pons–. Lo hará en el papel de Scarpia, personaje que conoce a la perfección. «Tiene muchos matices, por eso me gusta especialmente», señala el barítono, quien añade: «Es un barón, un aristócrata, muy irónico y seguro de sí mismo, tiene muchas facetas y colores. Es una papel que ha marcado mi carrera».
Esta es la segunda obra lírica que el cantante interpreta desde que se jubiló hace año y medio –la anterior fue Madama Butterfly, en Menorca–. «Es curioso. Desde que me jubilé parece que siento más ilusión, la misma que cuando empecé mi carrera, cuando pisé los escenarios de joven». Sobre la concesión por parte del Gobierno de la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes, Pons sólo puede dar las «gracias... Fue una sorpresa, no me lo podía creer, sentí emoción y alegría... Es bonito que la gente valore tu trabajo». «En Menorca, estamos contentísimos, de golpe y porrazo nos han caído dos medallas», concluye.