Nacida en el Líbano, de origen palestino, ciudadana del mundo y reconocida como una de las grandes artistas del siglo XXI. Con esas palabras presenta Miguel Ángel Moratinos a Mona Hatoum, la ganadora de la primera edición del Premio Trobades Albert Camus, una iniciativa impulsada por el que fuera ministro de Exteriores y que ha surgido como estela de las jornadas literarias mediterráneas que acogió Sant Lluís en 2017. Población que visitó este viernes la prestigiosa artista visual para recoger un premio en la sala que lleva el nombre del famoso literato francés.
Durante su encuentro con la prensa, la artista reconoció su alegría por hacerla partícipe «de una forma tan bonita de mantener vivo el legado de Camus» y la satisfacción de ver «el logro que supone que me estén poniendo al mismo nivel que la literatura, ya que en mi opinión las artes visuales siempre han sido consideradas como una disciplina menos importante por utilizar un lenguaje más ambiguo». Así, Hatoum alabó la decisión de la organización de que el premio incluyera seis categorías. «Agradezco que se crucen las fronteras entre diferentes disciplinas, atravesar fronteras siempre es bienvenido», aseguró.
«Pensar en Camus me devuelve a mi juventud rebelde, cuando leía sus libros y los de Sartre, que influenciaron mi formación y mi obra», reconoció la galardonada. «Me identifico mucho con su filosofía del absurdo y sus ideas de rebelión, pero lo que más me acerca a Camus es lo que yo denomino su pesimismo soleado, siempre hay un rayo de luz que cruza», argumentó.
«Mucha gente dice que hay oscuridad en mi obra, y yo lo reconozco, pero también les digo que hay luz; hay seriedad, pero también humor y una luz que lleva al espectador en diferentes direcciones, exponiendo las contradicciones de cada situación», explicó a la prensa por la mañana.
Ya por la tarde, durante su conferencia en la recepción del premio, Hatoum disertó sobre el conflicto y la contradicción. Unos conceptos que residen en una de sus obras más conocidas, «Hot spot» (punto caliente), la representación de un globo terráqueo, un mundo en una jaula de metal en la que las fronteras de los mapas están dibujadas con unas delgadas líneas rojas de neón. Un escenario el de esa pieza que le sirvió también para responder a cuestiones como lo que opina de la situación que actualmente se vive en su tierra, en Palestina. A su forma de entender «es todo el mundo el que está en conflicto. En mi obra no nombro un conflicto exacto, quiero ser más universal. No me gusta hablar de la cuestión de Palestina directamente». A lo que añadió: «prefiero quedarme en la zona de las connotaciones y los significados sutiles, me gusta mantener el concepto de globalidad».
Nuevo horizonte tras el regreso a Ítaca: el camino de la rebeldía
La ceremonia de entrega del premio, diseñado por la artista Nuria Román, sirvió además para avanzar algunos detalles de la segunda edición de las Trobades Literàries Mediterrànies, que ya tienen fecha, del 27 al 29 de abril de 2019. «Ya hemos regresado a Ítaca», reconocía este viernes Moratinos, «ahora nos corresponde salir y buscar nuevos horizontes». Una senda para la que ya tienen un título en torno al que girará el encuentro: «Bajo el signo de Prometeo: los caminos de la rebeldía».
El equipo de organización ya trabaja a fondo en los preparativos de una nueva cita, para la que tienen confirmados algunos nombres que se desvelarán próximamente, y, según avanzan, parece que podría ser posible contar con la presencia incluso de algún Premio Nobel. Lo que es seguro es que la cita, a pesar de girar en torno a la literatura, volverá a ser de carácter multidisciplinar.
La fiesta celebrada este viernes en la Sala Albert Camus es, según Moratinos, la constatación del «compromiso de seguir trabajando en un espacio de entendimiento y de respeto que en el Mediterráneo, y en el mundo en general, tenemos que construir en los próximos años». Sobre su deseo público de convertir la cita en un Davos cultural, concluyo el exministro que «en el futuro se hablará más de Sant Luís que de Davos».