La novela de terror que estamos viviendo desde hace algo más de un año no ha terminado, pero todo apunta a que nos encontramos en los últimos capítulos. El final feliz aún parece un poco lejos, pero la buena noticia es lo mucho que se ha avanzado en los últimos doce meses. Después de que el año pasado la celebración de Sant Jordi tuviera que refugiarse al cobijo de internet para llegar al público, el hecho de que esta primavera las paradas de los libreros vuelvan a las calles es una estupenda señal. Desde este viernes, y durante el fin de semana, los municipios de la Isla celebran la festividad de Sant Jordi con un programa especial, no tan ambicioso como en la época prepandemia, pero permitirá que dos años después los libros vuelvan a tomar la calle como un gran paso de cara a la recuperación de la ansiada normalidad.
También es una buena señal el músculo que han mostrado durante estos meses tan complicados los autores menorquines y las editoriales, que han puesto en circulación un gran número de títulos, de géneros y temáticas muy variados, tal y como se puede comprobar en el número especial recién publicada de la revista «Ambit» de la mano del departamento de Cultura del Consell insular y que se puede descargar a través de su página web y consultar mediante la plataforma Issue.com. «Lo peor hubiera sido que, un año después, la pandemia hubiera detenido el buen ritmo de creación y publicación que Menorca ha experimentado en los últimos años», explica al respecto el conseller Miquel Àngel Maria. «Y tenemos que felicitarnos por no haber sido así. A pesar de todas las dificultades, Menorca ha seguido creando literatura, conocimiento y difusión, y lo ha convertido en una buena nómina de nuevos libros que, a partir de ahora, ya forman parte del patrimonio cultural común», añade el conseller. «Los libros menorquines publicados en el último año nos han puesto ante nuestros ojos muchos motivos para razonar, cuestionar, imaginar y hacer un mundo mejor», concluye Maria.
Desde el sector de los libreros, también se ve el panorama con cierto optimismo. «Las librerías pequeñas tenemos unos objetivos humildes, hemos podido sobrevivir», explica Dolors Boatella, responsable de vaDllibres, en Ciutadella. Desde la otra punta de la Isla, en Maó, Susana Quiñonero, librera al frente de Sa Catòlica, reconoce que, aunque de una forma lenta, se empieza a ver más movimiento: «El último año he ido haciendo», señala en singular, al ser ahora la única trabajadora tras al mostrador.
Nuevos tiempos
Es el de los libreros un sector pequeño en la Isla que ha ido menguando notablemente en los últimos diez años el número de negocios. Ven el futuro con cierto optimismo pero son conscientes de que necesitan adaptarse a los nuevos tiempos para sobrevivir. Y en ese sentido, uno de los movimientos que se ha producido recientemente es el de los primeros contactos para crear en la Isla una asociación gremial.
Un paso más con el que hacer frente al que en palabras de Boatella es «el gran enemigo», Amazon. En su caso, para luchar contra ese gigante su negocio se ha sumado a la plataforma Bookship.org, un portal de venta on line para apoyar a las librerías de proximidad. De toda crisis se puede sacar algo positivo, y la pandemia ha servido al menos para que, gracias a una mayor disposición de tiempo libre, «mucha gente ha optado por evadirse de la actualidad; gente que antes no era muy lectora se ha vuelto a enganchar y personas que no leían han descubierto el placer de hacerlo», opina Boatella.
Las estadísticas ya lo avanzaban hace unos meses. Según las cifras del barómetro de lectura, el 68 por ciento de los españoles leyó durante 2020 a diferencia del 57 por ciento de 2019. El papel sigue reinando, pero las coyuntura ha servido para que el libro electrónico siga poco a poco comiendo terreno. Buena prueba de ello es el éxito que actualmente están teniendo plataformas como eBiblio, un servicio que se ofrece a través de la red Xarxa de Biblioteques de Menorca. A la espera de cerrar las estadísticas, todo parece indicar que tanto el número de usuarios como de préstamos ha crecido notablemente.