Un fin de semana de diálogo y diversidad de voces. Ese podría ser el resumen de la tercera edición de las Trobades Mediterrànies Albert Camus, que ayer se clausuraron en Sant Lluís con otra provechosa jornada. Esta giró en torno al concepto de «Hacia una civilización del diálogo», que en un marco condicionado por «la desmesura contemporánea» fue el tema de debate de la mesa redonda matinal.
Otra jornada de análisis con la figura siempre presente del Premio Nobel que da nombre al encuentro cultural, a la que recurrió un experto en la materia como el estudioso galo Rémi Larue, quien rescató la propuesta del escritor del «diálogo como alternativa a la opresión».
Desde su perspectiva como investigador y camusiano, Larue recuperó para su intervención un buen número de textos y fragmentos de artículos de Camus para apuntalar algunas de las reflexiones que compartió con el público. «Los espacios de debate ya no son espacios constructivos, el miedo se ha seguido imponiendo y la violencia sigue siendo el medio elegido para los objetivos políticos». aseveró.
Son las Trobades un foro internacional en el que este año tampoco ha faltado representación local, papel desempeñado en esta ocasión por la científica de Sant Lluís Alicia Sintes, que regresó «a un sitio muy especial». Y es que donde ahora se levanta la sala Albert Camus fue en su día el teatro de su abuelo, recordó.
La prestigiosa física reconoció ser «una ignorante en la vida de Camus», ya que lo suyo es el «estudio de las ondas gravitacionales, las nuevas mensajeras, la poesía y música del universo». Su labor en el encuentro fue el de reflexionar sobre «el enorme valor de la generación del conocimiento en cualquier ámbito» y defender que «la investigación es una vía segura para crear riqueza». La menorquina insistió en que la ciencia puede ayudar «al diálogo y a la paz mundial.
Análisis camusiano, interpretación científica y, para finalizar, poesía de la mano de la palestina Nathalie Handal, quien articuló su intervención a través de la lectura de sus versos. «Mi diálogo es la poesía, algo que puede conmovernos, de un modo feroz, más allá del miedo. La poesía siempre ha estado del lado de la verdad (...) No hay fronteras en los poemas», defendió la autora, que profundizó también en el concepto de mediterraneidad defendido por Camus.
«Nuestra lengua franca es el mar, me identifico con la diversidad mediterránea, vengo de una sinfonía de cinco o seis idiomas y así experimento el mundo», algo que no le impide, en clave más local, «acordarme de las raíces tan claras que tengo» señaló la palestina, que cerró la mesa redonda con un emotivo poema.