El naufragio del vapor «Général Chanzy» en la madrugada del 10 de febrero de 1910 -este jueves se cumple el 112 aniversario de aquella catástrofe- constituye «el acontecimiento luctuoso de más profundo calado en la memoria colectiva de Ciutadella», afirma Alberto Coll Arredondo.
Aquel suceso necesitaba una investigación rigurosa para conocer los hechos, las circunstancias y el enorme impacto humano del hundimiento del buque de la Compagnie Générale Trasantlantique en la costa norte de Menorca cuando cubría el trayecto entre los puertos de Marsella y Argel. De las 156 personas que embarcaron sólo una, Marcel Bodez, evitó la muerte. El libro definitivo sobre el desastre del «Géneral Chanzy» lo ha escrito el historiador Antonio Camps Extrema y lo publica Miquel À. Anglada Marquès en la colección «Jamma».
El volumen ofrece una prolija y extensa información, con numerosos datos inéditos, fruto de la investigación llevada a cabo con rigor y eficacia en numerosas fuentes documentales. El resultado es un libro de extraordinario interés tanto por los textos como por las numerosas ilustraciones.
Antonio Camps ha dedicado muchas horas a estudiar y analizar los pormenores de este naufragio, porque nos explica con detalle el origen e historia de la naviera; la construcción del buque, los cambios que se introdujeron en su estructura y los episodios históricos que protagoniza; cómo ocurrió el naufragio; y centra su atención en el pasaje -distribuido en pasajeros de cuatro clases- y en la tripulación: la oficialidad, el personal civil, los responsables de máquinas y el personal de cubierta. A todos los identifica, explica su situación personal y familiar, y aporta fotografías que ponen rostro a las víctimas.
Cronología: 1910-1917
La cronología de los hechos sorprende por su precisión y exactitud, y el gran aporte documental. Arranca el 9 de febrero de 1910, a las 13 horas, cuando el «Général Chanzy» suelta amarras en el puerto de Marsella y emprende su ruta en dirección a Argel.
El capitán, Bruno Cayol, consciente de que el estado del mar va empeorando, desvía el rumbo del barco y toma la ruta alternativa en casos de fuerte temporal, la que discurre entre Mallorca y Menorca, en lugar de la travesía directa de Francia a Argelia. Esta cronología, que explica las gestiones para recuperar los cadáveres, las informaciones publicadas por la prensa, así como los actos de duelo, exequias y homenajes a los fallecidos, concluye el 16 de junio de 1917, cuando se exhuman los restos de doce de los cuerpos recuperados después del naufragio y son depositados en el panteón del cementerio de Ciutadella que los acoge.
También explica cómo se gesta la construcción del faro de Punta Nati, que se decidió edificar por la repercusión internacional que alcanzó este naufragio. El faro entró en funcionamiento en septiembre de 1913, pero las instalaciones no quedaron concluidas hasta julio de 1914. El volumen se completa con la relación de las 25 víctimas recuperadas y las fuentes documentales consultadas, que confirman el alcance de la investigación realizada.
Nueva perspectiva
En el prólogo, Alberto Coll Arredondo escribe que este libro es «un extraordinario y minucioso trabajo en el que Antonio Camps lleva trabajando desde hace años con esmero y precisión, y que nos acerca a una nueva perspectiva del naufragio del «Général Chanzy» a través del conocimiento de la procedencia de sus víctimas, su trabajo, sus circunstancias familiares y, en muchos casos, el pretendido motivo de su viaje a Argel».
Y Fernando García Echegoyen, marino mercante especializado en la investigación y peritación de siniestros marítimos, califica de «varada brutal» el naufragio del barco francés que «ocasionó la muerte, también brutal, de todo el pasaje y la tripulación, con una excepción, la del joven Marcel Bodez, el ‘Robinson' de esta historia. Los personajes a bordo del «Général Chanzy» tuvieron el más amargo despertar de sus vidas. Pasaron, casi de forma inmediata, del plácido sueño a la implacable muerte.