Mientras Menorca continúa recolocándose en el mapa del sector del arte contemporáneo con la llegada de galerías de renombre, los creadores locales y residentes en la Isla también mueven ficha para encontrar su propio espacio. Como un claro ejemplo tenemos la reciente apertura en Maó de Atica Art Gallery, un proyecto personal del pintor Pol Marban pero abierto especialmente a la escena insular. «La idea es la de una galería de arte local y contemporáneo», apunta Marban, que por primera vez en su carrera se lanza con un proyecto propio que invita a la emancipación de los creadores.
El galerista apunta a «un cambio de paradigma» con la búsqueda de un nuevo modelo en la Isla ante la falta de espacios que se ajusten a las necesidades de los artistas para mostrar su obra. En ese sentido, sostiene que en lo que se refiere a las salas de exposiciones «lo que ofrece la municipalidad es limitado», mientras que en lo que toca a la oferta privada «los tratos con las galerías a veces resultan un poco abusivos».
Y entre esos dos modelos se encuentra ahora Atica, en el número 36 de Moll de Ponent del puerto de Maó. Un espacio que Marban se ha pasado restaurando durante todo el invierno y en el que como muestra de lanzamiento su obra comparte espacio con la de otros dos artistas. Uno de ellos es David Monrós, que participa con la firma de «objetos de reciclaje práctico y estético de exquisito valor añadido» que da a la exhibición «el toque sostenible que necesita una iniciativa tan audaz como integradora», argumentan desde la galería. La otra firma partícipe de la inauguración de este nuevo proyecto es Daniel Llopis con sus realistas esculturas.
Marban, quien incluso ha convertido su antiguo coche, un veterano Jaguar «al que le ha llegado su hora de jubilación», en una obra más de la galería, insiste en la necesidad de un cambio de modelo para que los artistas se beneficien en mayor medida de su trabajo. En Atica Art Gallery los exhibidores se pueden acoger a dos formas de negocio. Por un lado tienen la opción de alquilar su espacio por un precio fijo o bien pagar un porcentaje, menor que el de las galerías tradicionales, al proyecto. Todo ello en un marco en el que siempre se favorece el contacto directo entre artista y cliente.
Desde el proyecto hablan de un «espacio que es exclusivo sin ser excluyente». La galería se puede visitar cada día del verano entre las 19 y las 23 horas.