La arqueóloga Cristina Rihuete Herrada (Barcelona 1966), directora del Museo Arqueológico de Son Fornés (Montuïri) y profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) conoce el secreto del origen del uso de drogas en Europa. Es parte del equipo de investigación de la UAB y de la Universidad de Valladolid (UVA) que con la ayuda del Departamento de Química de la Universidad de Chile ha conseguido la primera evidencia directa del consumo de drogas en la Europa prehistórica.
Los pobladores que habitaron Menorca hace 3.000 años empleaban en sus rituales de enterramiento efedrina, atropina y escopolamina, sustancias que han sido halladas en mechones de cabellos ocultos en un rincón de la Cova des Càrritx en la que Rihuete centró su tésis doctoral hace más de 20 años. La efedrina es un estimulante natural, mientras que la atropina y la escopolamina tienen efectos alucinógenos. Plantas como la mandrágora, el beleño blanco y el estramonio contienen esas sustancias.
El descubrimiento ha llevado a Rihuete y al resto de su equipo (Vicente Lull, Rafael Micó, Roberto Risch, Elisa Guerra-Doce y Hermann Niemeyera) a las portadas de prestigiosas revistas científicas internacionales pero la arqueóloga, lejos de conformarse, lucha por convencer a las administraciones públicas de las Illes de que aún quedan muchos secretos que revelar en los yacimientos de Baleares, y falta inversión pública para financiarlos.
Rihuete ofrece el próximo 5 de diciembre en la sala polivalente de Costitx la charla La mort en es temps de las navetes en la que repasará las últimas evidencias científicas halladas en la búsqueda de las comunidades prehistóricas de Baleares. En el broche del décimo aniversario de la Ruta Arqueológica Sencelles-Costitx, la experta quiere poner en valor «el trabajo que están haciendo ayuntamientos muy pequeños con equipos de investigación muy potentes» cuyas investigaciones «atraen a un público selecto que nos visita».
Reivindica que los Consells Insulars asuman sus competencias y recuperen las ayudas para avanzar en las excavaciones de yacimientos en los que desde hace un par de años solo se realizan trabajos de restauración y limpieza por falta de fondos. La ruta arqueológica tiene yacimientos de la edad de bronce contemporáneos a la Cova des Càrritx y también talayots y navetas. «La idea de ruta es perfecta y desde Son Fornés estamos encantados porque hay más talayots que se pueden visitar en magníficas condiciones y los visitantes pueden observar sus precedentes en otros yacimientos de la propia ruta. Potencia todo lo que estamos haciendo arqueológicamente en Mallorca», dice la experta.
«La cueva de Carritx (Menorca) ha sido inspiración de muchos trabajos que se han hecho y de tanto en tanto depara novedades. Sabemos que lo que ocurrió allí está estrechamente vinculado con lo que sucede en el resto de Baleares. En la cueva del Camp del Bisbe (Sencelles) se han hallado muestras de restos humanos, pero no de cabellos hasta ahora. Queda mucho por explorar y excavar. Es una cueva funeraria muy importante y a solo unos kilómetros en Costitx tenemos las navetas maravillosas de Es Turassot donde vivía la gente que se enterraba de esta manera, siguiendo los rituales», dice Rihuete.
La clave para desentrañar los rituales de los cabellos teñidos de rojo en la Cova des Càrritx (Menorca) fue aplicar las técnicas forenses modernas a las muestras obtenidas durante las campañas de excavación de hace casi 30 años. «Encontramos pruebas directas de consumo de drogas en tejidos humanos que son las más antiguas de Europa y la gente se volvió un poco loca. Nos llamaron medios de referencia de muchos países, posiblemente por el interés que despierta el consumo de drogas más que por la prehistoria menorquina. Ahora sabemos que aplicando métodos de toxicología forense es posible ir más allá del conocimiento que teníamos de las prácticas chamánicas en la Edad de Bronce de Baleares», dice la arqueóloga.
Rihuete explica que «las cuevas de Càrritx y el Camp del Bisbe son contemporáneas y comparten muchos objetos de ajuares. Pensamos que en sociedades semejantes y dada la comunicación en esta época podría suceder lo mismo, pero en el Camp del Bisbe no se han encontrado muestras de cabellos por ahora».
Los expertos saben ahora que en la Cova del Càrritx se hacía un ritual con cabellos. «Se teñían de rojo y se les cortaba mechones que se guardaban en cajitas de madera o asta decoradas con círculos concéntricos, cajas que durante años pensamos que eran colgantes porque no se conservaban cajas completas. Encontramos los objetos en un escondrijo en la cueva de Càrritx de Menorca que permaneció sellada durante años lo que favoreció una buena conservación y nos ha permitido demostrar el consumo de drogas alucinógenas hace 3.000 años», señala la experta.
La cueva se descubrió en 1995 y se excavó ese mismo verano. En 1999 se hizo una gran exposición monografía y Rihuete decidió hacer su tesis sobre los restos. Veinte años después la colaboración entre arqueólogos de la UAB, la UVA y la Universidad de Chile cierra con éxito un capítulo que marca historia. «Teníamos la hipótesis de las prácticas chamánicas vinculadas a los cabellos y las técnicas forenses nos han permitido probarlas. El proceso ha sido largo porque hay que repetirlo tres veces. El hecho de que sea la primera evidencia del uso de drogas en Europa obliga a tener las puebas muy amarradas. Llevamos ocho años con esta investigación», resume la experta.
La Cova des Càrritx está cerrada para evitar expolios, igual que la Cova del Camp del Bisbe de época naviforme. La primera está datada entre 1400 y el 850 antes de nuestra era y los cabellos analizados son del siglo IX o siglo X lo que se correspondería con la última etapa de utilización de la Cova del Camp del Bisbe en Mallorca.
«Las excavaciones las hacemos con muchas penalidades, para abrir nuevos tramos tendría que haber una financiación más estable. Los ayuntamientos hacen lo que pueden. La investigación, conservación y difusión es responsabilidad del Consell de Mallorca. No hay excusas. Los consells insulars tienen las competencias y no pueden delegar esa responsabilidad. Es una tarea pendiente vergonzante en una comunidad rica y con un patrimonio tan importante. Esta investigación de cabellos la hemos hecho con proyectos fuera de la financiación de Baleares», lamenta la arqueóloga.
«En Menorca hay dos cuevas más en las que se conservan cabellos: la Cova des Pas (Ferreries) y la de Biniadrís (junto a Cales Coves). «Sería muy interesante replicar el procedimiento. En Mallorca que yo sepa hasta ahora no se han encontrado mechones de cabello. Fijate lo que nos queda por hacer», concluye Rihuete.