El cineasta menorquín Macià Florit Campins siente una especial atracción por el mundo de la piedra. «Las canteras siempre han estado muy presentes en mi vida, es un paisaje que tengo muy integrado en mi interior y me interesa profundizar en ese universo», explica el realizador. Lo hace al hilo del reciente estreno en el D'A Festival de Barcelona, centrado especialmente en el cine de autor, de su cortometraje «Tòtem», un trabajo inspirado en el proyecto nacido alrededor de Lithica y el oficio de trencador.
Si buceamos en la filmografía del director de Ciutadella ya vemos como en su documental «Pedra Pàtria» —un trabajo por el que recibió varios premios, entre ellos la Caracola en el Festival Alcances— el último capítulo de la obra está protagonizado por el marès y la roca blanca de Menorca. Su familiarización con ese mundo propició que desde la Fundació Lithica, con la vista puesta en el 25 aniversario que este año se conmemorará, se pusieran en contacto con él para proponerle filmar un documental sobre el proyecto y el oficio de cantero. El artista lo vio con buenos ojos, pero propuso, con la colaboración de su productora Elsabeth, hacer un trabajo más amplio que abarcara las pedreres del resto de la Isla.
Así fue como vio la luz «Pedreres de marès. Espais en transició», una pieza sobre la que el realizador ha sabido arrancar una nueva obra y esculpirla a través de un cortometraje de 17 minutos con las canteras de S'Hostal como principal protagonista. «Tuve la idea de que estaría bien hacer una pieza no tan divulgativa y si algo más artística», relata el realizador, quien para filmarla ha tomado como base los diarios y textos que Laetitia Lara, impulsora de Lithica, escribió durante sus primeros viajes de la isla, cuando descubrió las canteras.
El cortometraje se articula a través de una especie de diálogo visual entre la propia Lara y el trencador Toni Pons, hijo de un cantero tan emblemático como fue Toni Pons Nadal «Pitxón», quien rememora Florit fue quien de alguna manera inspiró el proyecto de Lithica. «Tòtem» explica esa semilla y traslada a la pantalla los testimonios de «dos personas que están vinculados al marès y las canteras desde perspectivas diferentes, desde la escultura y el oficio de trencador», resume Florit.
La filmación coincidió en el tiempo con el momento de la jubilación de Toni Pons. «Tuvimos la oportunidad de rodar sus últimos días de trabajo, y eso forma también parte del relato, ver cómo un oficio artesanal se acaba», concluye el realizador.