«Siempre digo que hay que volver atrás para avanzar», confiesa Toni Salom (Binissalem, 1992), un artista cuya obra evoca la búsqueda de las raíces más primitivas del ser humano en un viaje hacia lo esencial y la relación del hombre con la naturaleza.
El 2023 pasó por Etesian Gallery, en Ciutadella, con la colección «Primitive Revival», espacio al que ahora regresa con «Kids and Gods». Esta última es una muestra que nace de un viaje a la India y su estancia en la Fundación Vicente Ferrer para participar en el proyecto «Mata ombres».
Relata que durante su visita a Anantapur comprendió que la espiritualidad, «cuando se manifiesta en la vida cotidiana y en las relaciones con los demás», puede servir como «salvaguarda contra las perversiones del ego». Algo que choca con la cultura occidental, donde el énfasis «a menudo recae en el éxito personal, la acumulación de riqueza y la promoción de la propia imagen».
De ese diálogo nace «Kids and Gods», aventura artística en la que refleja «la huella» que los niños (kids) dejaron en él: «proyectaban una mirada genuina hacia la realidad». Explica que su manera de vivir el presente con gratitud y curiosidad «me hizo cuestionar nuestras prácticas y estilos de vida».
En lo que hace referencia a los dioses (gods), no los entiende como «entidades religiosas tradicionales», sino que interpreta la espiritualidad «como una forma de empatía». Ambos elementos se entrecruzan para dar vida a un proyecto que comenzó a tomar forma en la India con un libro de artista que recopilaba sus dibujos. Esa semilla se completó de regreso en su estudio con grabados, esculturas, cerámicas y pinturas. Con el resultado final, Salom pretende «acercarnos a la verdad esencial de la experiencia humana» y nos invita a «reflexionar sobre nuestro propio papel en el mundo».
Espiritualidad
Puntualiza que su interés en la espiritualidad tiene que ver con una proyección hacia la vida cotidiana. «No en el sentido de la elevación del alma, sino con el trato con la gente, que es mundana, agradecida y simpática, muy próxima. Tienen una humanidad que aquí hemos perdido». No obstante, es consciente de que «idealizar ese modelo, relativizando las problemáticas de su contexto socioeconómico, sería simplificar una situación bastante complicada».
Tras acabar su formación universitaria, Salom comenzó a trabajar como grabador en el estudio de Julio León y después empezó con la pintura. A lo largo de su trayectoria siempre ha apostado por introducir nuevos materiales en su estudio. «Pasar de uno a otro me hace estar más despierto, alerta, me resulta emocionante tener que resolver problemas nuevos», asegura. En esta última aventura también se ha metido de lleno en la utilización de materiales reciclados.