Florence Soto, hija de Jesús Rafael Soto (Ciudad Bolívar, 1923; París, 2005), es la persona encargada, junto a su familia, de hacerse cargo del legado del artista venezolano. «Un gran reto y responsabilidad», reconoce quien el pasado fin de semana visitó Maó para asistir a la inauguración de la muestra que acoge la Galería Cayón hasta el próximo 29 de agosto. Una retrospectiva con la obra de quien está considerado una de las figuras más importantes del arte cinético.
El próximo año se cumplirá el 20 aniversario de su fallecimiento. El tiempo pasa y su figura, lejos de quedar en el olvido, sigue creciendo. «A medida que las nuevas generaciones y el público en diversas partes del mundo descubren su obra, su propuesta se consolida en el tiempo. Su trabajo genera curiosidad en jóvenes artistas y comisarios que siguen estudiando los principios que guiaron su creación», explica Florence.
Nacido en una familia humilde, Soto logró abrirse camino como una figura en el arte codeándose con grandes nombres durante los años que vivió en París. Una trayectoria cuya evolución su hija define como «una investigación constante. Su taller fue como un laboratorio abierto a sus propios descubrimientos y la ejecución de sus propuestas a lo largo de toda su vida».
Su frase «Mis obras son la visión del movimiento en sí mismas» define muy bien el proceso creativo del artista venezolano, pero no es la única, puntualiza su hija. «Sus reflexiones también evocan la importancia de nuestra presencia en el espacio y la relación corpórea que nos hace parte de sus obras, como lo revelaba en una frase durante una conversación con el crítico de arte Jean Clay en 1968», relata Florence.
La de la galería Cayón es una de las muestras más ambiciosas dedicadas a la figura de Soto en los últimos años. Una colección que recoge algo más de 40 obras y abarca el trabajo del creador entre 1951 y 2004. «Salvo las integraciones a la arquitectura y los volúmenes virtuales, la exposición recoge una muestra representativa de casi todas las familias de obras propuestas por Soto», explica su hija.
Los ‘Penetrables', piezas activadas por el movimiento del visitante generando una ilusión cinética, son sin duda una de las obras más características de Soto. Una propuesta que habla con bastante claridad de la relación que el artista buscaba con el espectador, «la de hacerle sentir la densidad del espacio», concluye Florence.