«Tedoro Canet es una víctima que ha sido condenada, durante los últimos 89 años, desde el día de su asesinato, al peor de los castigos que se puede infligir a un ciudadano libre, después de haber perdido su libertad y su vida: la ‘damnatio memoriae’, la más deshonrosa, execrable e infame sentencia del Imperio Romano. O sea, la condena a la memoria. Condenado a no haber nacido ni existido nunca. Su pasado, sus recuerdos, sus imágenes y su obra, borradas, para provocar su muerte civil», manifestó el editor de Es Diari MENORCA, Josep Pons Fraga, en la presentación de la obra de investigación «Biografia política del republicà menorquí Josep Teodor Canet i Menéndez (1877-1936), afusellat a Ferreries l’agost de 1936. Alea iacta est».
Este libro, editado por Miquel Àngel Anglada Marquès en la Col.lecció Jamma ha constituido el contenido del acto celebrado el viernes en el Casino 17 de Gener –entidad que Teodoro presidió desde 1904 a 1906--, en el que intervinieron el autor; Rosa Canet, que pertenece a la familia del líder republicano; y el periodista Josep Pons Fraga.
El objetivo de este estudio consiste en recuperar la historia política de Canet y su aportación al menorquinismo, con todas sus luces y sombras; con una significación y presencia, durante la Segunda República, capital y decisiva.
Rosa Canet evocó las vivencias familiares y hechos personales relacionados con quien desempeñó un papel capital en la Menorca del primer tercio de siglo XX, ejerciendo su influencia desde Ciutadella en la política, la economía, la sociedad y la cultura insulares. Su actividad empresarial, como comerciante, consignatario de Trasmediterránea y en la industria del calzado adquirieron gran repercusión. Rosa se refirió a la casa de veraneo «Miramar», situada a poca distancia de Sa Farola; las carotes de Sant Joan, y los documentos familiares relativos a la trayectoria de quien fue concejal, diputado provincial y diputado a Cortes a Madrid durante la Segunda República.
Ideología y convicciones
Pons Fraga explicó que Teodoro Canet, que había sido detenido por su ideología política y sus convicciones católicas, fue asesinado en sa costa de sa Quadra de Ferreries junto con sus cuñados Gabriel y José de Olivar y de Olives –el primero, noveno barón de Lluriach--; el dentista José Anglada Marqués, presidente de la Unión de Derechas de Ciutadella y miembro significado de Acción Católica; y Gabriel Saura de Sintas, de can Saura de la calle Santísimo.
«Desde entonces el silencio más abrumador oculta en Menorca la trayectoria y las iniciativas parlamentarias de Teodoro Canet, que, en cambio, cuenta con una avenida dedicada a su nombre en Alcúdia. Es preciso sacar del olvido al diputado republicano de Menorca que fue asesinado el mismo mes que también halló una muerte violenta en la prisión Modelo de Madrid Tomás de Salort y de Olives, diputado de Menorca por la CEDA. Con el objetivo de recuperar la dignidad de Teodoro, el profesor e investigador Nel Martí ha escrito este libro», manifestó el editor de Es Diari MENORCA.
Nel Martí afirmó que «Canet Menéndez ha sido un personaje prácticamente desconocido, intencionadamente olvidado e intencionadamente tergiversado y manipulado. La realidad, pero, es tozuda. Teodoro fue un empresario dinámico y renovador que, junto con su hermana Eulalia, gestionó con éxito el patrimonio generado por su padre, Josep Canet Guitart. También fue un republicano de convicción y tradición familiar; un liberal de izquierdas y un regionalista partidario de la descentralización del Estado y el autogobierno de Menorca, continuador de la labor impulsada por el doctor Federico Llansó Seguí».
Acabar con el olvido
Josep Pons Fraga dijo que «Ciutadella está en deuda con Teodoro Canet y es preciso acabar con el olvido donde permanece desde agosto de 1936. Es merecedor de un reconocimiento público, de la misma manera que es homenajeado en Alcúdia. Corresponde al Ayuntamiento de Ciutadella decidir qué formato a este acto de reparación y de justicia, y la manera como lo lleva a cabo. Una iniciativa que debe incluir al también diputado de Ciutadella Tomás de Salort y de Olives, asesinado en la cárcel Modelo de Madrid en agosto de 1936. Los dos diputados, elegidos democráticamente, uno de la Coalición Republicano Socialista y el otro de la CEDA, fueron víctimas del odio y la incapacidad de diálogo y entendimiento de los bandos enfrentados».
Es la reivindicación de la asociación «Menorca, Historia y Concordia», que reclama el mismo respeto y reconocimiento a las víctimas de los dos bandos. La presidenta de la asociación, Isabel Rodríguez Anglada, asistió al acto de presentación de este libro.
La segunda petición formulada por el editor de Es Diari MENORCA consistió en colocar una placa en la casa señorial Can Salort, de la plaza de Es Born, que fue la prisión Modelo de Ciutadella durante la guerra civil, de la misma manera que está identificada la cárcel que hubo en Can Mir de Palma. En ambos casos permanecieron detenidas personas por su ideología, por pensar de forma distinta a sus adversarios políticos, transformados en verdugos, y por representar convicciones católicas.
Desde Can Salort salieron, en la madrugada del 13 al 14 de agosto de de 1936, los cinco hombres que fueron asesinados poco después en la carretera. Fueron engañados cuando les dijeron que los llevaban a Maó, para declarar en el Gobierno Militar. La realidad era otra, iban a matarlos.
Al llegar a sa Costa de sa Quadra, cuando se detuvo en seco el vehículo que los trasladaba, se dieron cuenta de que había llegado la hora de su muerte. La tragedia de la guerra civil que había pronosticado Teodoro Canet se consumó con aquellos cinco cadáveres calientes, desfigurados y abandonados en la cuneta.
No fue un traidor
Según Nel Martí, «Teodoro Canet no tuvo nunca intención de renunciar ni de traicionar el republicanismo. Al contrario, su voluntad era salvarlo del caciquismo corrupto y endogámico de las monarquías y las dictaduras. El hecho que desencadenó su encarcelamiento y fusilamiento fue el intento de salvar a su familia. Concretamente, que matasen a su cuñado, José María de Olivar de Olives y su hermano Gabriel; y de proteger a su hermana, así como a otra hermana que era religiosa de Nuestra Señora de la Enseñanza».
«El 14 de agosto de 1936 se puso fin a la vida de Teodoro Canet en el marco de la irracionalidad de un tiempo de guerra. Su asesinato es injustificable. Ningún asesinato se puede justificar en el marco de la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero lo más incomprensible de aquel terrible acontecimiento es que, con el, se enterró todo su legado sociocultural, industrial y político como republicano de izquierdas y menorquinista».
Antes de la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Ciutadella tenía la competencia de elegir a dos miembros clave de la comitiva de Sant Joan: el Caixer Fadrí Menestral y el Caixer Casat. Esta práctica formaba parte de un equilibrio entre las diferentes representaciones sociales de la fiesta, respetando su carácter popular y participativo. Con el paso del tiempo, y tras la interrupción provocada por el conflicto civil, estos protocolos históricos se alteraron. Restaurar la participación del Ayuntamiento en la elección de estos dos Caixers supondría recuperar una parte esencial del espíritu tradicional de las fiestas, además de fomentar la inclusión y la representatividad de toda la ciudadanía de Ciutadella. Es importante que nuestras instituciones locales colaboren en la preservación del legado cultural de Menorca. La restauración de los protocolos históricos de Sant Joan sería un gesto de justicia histórica y un acto de respeto hacia nuestra identidad colectiva. Ciutadella merece reconciliarse con su pasado, reconstruir sus tradiciones auténticas y proyectarlas con orgullo hacia el futuro.