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LA CRÓNICA

Una noche legendaria con la guitarra de Yerai Cortés en las canteras de Lithica

Un momento de la actuación de Cortés | Foto: Ivan Ivanovich

| Ciutadella |

No había mejor escenario posible: jueves 10 de julio las mágicas Canteras de S’Hostal, que cada verano se concierten en un enorme y encantador auditorio al aire libre, acogían el eco de una guitarra no menos mágica, la de Yerai Cortés. El alicantino llegaba a Menorca para presentar su espectáculo «Solo de Guitarra», más cercano e íntimo que su otro show actualmente en gira, el mediático «Guitarra Coral», pero no por ello menos impactante. Lo hacía rodeado de gran expectación, colgando con días de antelación el cartel de «entradas agotadas», en una co-producción entre los festivales Fosquets de Lithica y Cranc Illa de Menorca Festival y que servía como presentación de la próxima edición del segundo, que nos llegará en septiembre.

El alicantino llegó a Menorca para presentar su espectáculo «Solo de Guitarra» | Joan Carrés

Un interés del todo lógico, dada la capacidad de Yerai Cortés para acaparar en el último año la atención de los focos allá por donde pasa, gala de los Premios Goya incluida, y los titulares en medios generalistas tanto dentro como fuera de nuestro país. No es para menos: a pesar de su juventud, con tan solo treinta años recién cumplidos, el talentoso guitarrista puede presumir ya de una dilatada trayectoria en la que ha revolucionado las fronteras de un género, el flamenco, colaborando con artistas como Judeline, Ralphie Choo o ese C. Tangana que también ha sabido redefinir el término de música popular sin que le tiemble el pulso.

Acariciando las cuerdas de su inseparable instrumento y arropado por unos decorados tan majestuosos, Yerai Cortés no defraudó un ápice ante tantas expectativas depositadas en su figura y en su directo. Tiene el compadre del admirado Pucho ese halo de los genios, ese hechizo de los grandes. Y sabe además cómo proyectarlo, cómo inocularlo en la audiencia con la sencillez que solo poseen también los elegidos. Su sombra haciéndose inmensa contra los muros de Lithica, como muchos fotógrafos pudieron registrar durante el concierto, era una imagen que resumía a las mil maravillas los momentos vividos anoche. Desde que se arrancara por bulerías y enmudeciera a los presentes, Yerai se fue creciendo canción a canción, a pasos agigantados, en una hora en la que no dio respiro alguno a los presentes, en la que nos meció al ritmo flamenco de su guitarra y en la que no faltaron, claro, algunas de las composiciones que han hecho de su álbum de debut todo un fenómeno de masas. «Maikel Nai», «Romance» o «Frágil como una bomba» se alternaron así entre sus mágicos dedos con unas «Alegrías de Alicante» o, en uno de esos instantes que nos robaron el aliento, el emotivo recuerdo de su padre. Un padre que un buen día tuvo la genial idea de poner en manos de un chiquillo de Alicante una guitarra. Nunca se lo agradeceremos lo bastante.

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