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ENTREVISTA

Jorge Carrión en Hauser and Wirth: «En España abren más librerías de las que cierran»

El escritor y crítico literario, que disertará en la Illa del Rei este miércoles, es autor de los ensayos «Librerías» y «Contra Amazon»

Carrión considera que estamos «en una época de convivencias», en la que clásicas plataformas como radio y televisión coexisten con naturalidad con Spotify y Netflix

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Doctor  en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona –donde además imparte clases–, novelista, ensayista, crítico literario y uno de los exponentes más relevantes de la denominada generación Afterpop –o Nocilla–, Jorge Carrión Gálvez (Tarragona, 1976) será protagonista esta semana en Hauser and Wirth Menorca.

Una charla y un taller, en el marco de la colaboración de la galería radicada en la Illa del Rei con los Premis i Trobades Albert Camus, contextualizan, hoy y mañana, la intervención en el islote del puerto de Maó del autor de los ensayos «Librerías» y «Contra Amazon» –además de muchísima más producción. Precisamente, en torno a su reciente reedición, ampliación y actualización de «Librerías», en su día traducido a quince idiomas, orbita el contenido de su ponencia.

Su charla en la Illa del Rei, tratará sobre «Librerías».

—Sí, me han invitado para hablar de la relación entre las librerías y las bibliotecas. Y me parece particularmente interesante hacerlo en la Illa del Rei, donde hay una pequeña librería, que es la tienda del museo, y una biblioteca, la del hospital. Un buen espacio para ese tipo de reflexiones.

«Librerías». Revisa como en pandemia hubo un repunte de consumo del libro físico.

—En los últimos dos años se han batido récords de venta de libros en España. No conozco el caso concreto de Menorca, pero en muchas ciudades de España y del mundo se están abriendo más librerías de las que cierran. Y eso tiene que ver con la reconexión que tuvimos con el objeto-libro y con sus espacios durante la pandemia, cuando colectivamente nos dimos cuenta de que no queríamos estar solo conectados a internet, de que necesitábamos el contacto físico, el abrazo, la conversación, el contacto visual, el grupo, la comunidad, el barrio. Eso hizo que en general se reeditara el pacto entre las comunidades y sus librerías.

¿Quizá se trate de una corriente puntual, que en unos años se puede invertir de nuevo?

—Sí, se puede invertir, nunca lo sabes. Pero creo que la tendencia es encontrar un equilibrio entre el consumo de cultura digital y el de cultura física. Los conciertos de música se llenan, el teatro sigue muy vigente y las librerías y bibliotecas tienen que ver con ese tipo de experiencia ritual y física. Los niños y adolescentes, contra lo que se dice, leen muchísimo, pero también las librerías tienen que encontrar    formas de ser atractivas para audiencias jóvenes. Porque si ahora un niño se enamora de una librería, cuando sea padre, también tratará de que su hijo tenga ese tipo de vínculo emocional con la librería.

¿Relaciona la crisis de la prensa gráfica con la que están sufriendo muchas librerías? O no necesariamente.

—Creo que son dos caminos divergentes. El periodismo hizo una apuesta por la lectura digital muy fuerte, quizá desproporcionado, equivocándose con la gratuidad. Y después costó mucho reeducar al público, acostumbrado a leer gratis en internet. Y ese tipo de formato de lectura de texto y de vídeos breves, sí que es perfecto para internet. En cambio la industria del libro se blindó, ni se planteó la posibilidad de que se pudieran leer libros gratis legalmente. El precio del Ebook siempre fue alto, porque puso en valor los derechos de autor, edición, traducción, maquetación. La literatura se ha mantenido protegida por la propia industria y ha sido una apuesta ganadora.

El eBook. No ha terminado de consolidarse, ¿el libro físico es imbatible o en adelante sí que uno desbancará a otro?

—Vivimos en una época de convivencias y que nada desbanca a nada. La radio convive con Spotify y la tele tradicional con Netflix. Lo mismo ocurre con la lectura digital, pero la diferencia está en que vemos la tele y Netflix en la misma tecnología, y en cambio la tecnología del libro en papel es superior a la del eBook. No solo como interfaz, también en términos muy humanos como es el coleccionismo. Por eso nos gusta tener libros, vinilos, nos gusta coleccionar. Y las plataformas lo que hacen es indiferenciar. Para Amazon o Spotify no importan los libros ni los discos, pero para el ser humano sí. Son cuestiones que he trabajado en el nuevo epílogo de «Librerías». Creo que también explican la vigencia y la pervivencia de las librerías y del objeto libro.

Y la biblioteca, ¿en qué punto la sitúa? ¿Advierte en el bibliotecario una similitud con el librero, en el sentido de que aconseja, orienta o sugiere una lectura desde la cercanía?

—Tienen roles complementarios de percepción. Y que los dos son muy importantes en este 2025, un año bisagra por la irrupción de la inteligencia artificial, que ha llenado el mundo de contenidos no verificados, de falsificaciones, de auto publicaciones irresponsables… y ahí el bibliotecario y el librero, igual que el editor de wickipedia o el editor de libros, tienen un papel moral muy importante. Y nuevo. Las bibliotecas y las librerías son aliadas. Hay un triángulo de energía y el tercer vértice sería la biblioteca personal. Entre la biblioteca pública y la librería privada, se construyen lectores que después quieren tener su propia colección de libros y su propia biblioteca.

Siempre es complicado recomendar un libro, ¿pero se le ocurre alguno?

—Por ejemplo estos días, tal y como está el mundo, pienso mucho en Juan Goytisolo, uno de mis maestros. Por los episodios de violencia que está llevando a cabo la extrema derecha en el sur de España. Me acordaba cuando hubo también el estallido de un incidente racista en El Ejido (año 2000) y Juan Goytisolo se posicionó enseguida en contra de la xenofobia, de la extrema derecha y del racismo. Por lo que podríamos recuperar un libro suyo, «Don Julián», un libro que intenta cuestionar el franquismo, la dictadura, desde sus mitos fundacionales, nacionalistas y católicos. Ese franquismo estructural, esa nacional catolicismo está volviendo, y releer a Juan Goytisolo nos puede ayudar a encontrar formas de desactivarlo.

El cómic, las series, Alcaraz y el papel social de Lamine Yamal

Jorge Carrión alaba la evolución del cómic, que ha pasado de ser «un lenguaje para la infancia y adolescencia» a un producto para toda edad, y pone en valor que «ayuda» a la industria editorial y que hayan surgido «nuevos sellos». Al margen, el también autor de «Teleshakespeare», que define las series de televisión como un fenómeno cultural, cita en clave española «Antidisturbios, una gran serie dramática, de las mejores que he visto», y «Paquita Salas» en términos de «comedia».

Practicante de yoga y pádel surf, confiesa que su interés por el deporte se limita a su condición de fenómeno «de masas y sociológico», aunque admira la rivalidad Alcaraz-Sinner, como en su día hizo con Nadal-Federer. Y espera que Yamine Lamal y Nico Williams contribuyan «a frenar ese racismo» que aflora de nuevo en nuestro país.

1 comentario

user Jordi Sintes | Hace 5 meses

A que hora es ?? Alguien lo sabe

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