Love of Lesbian reclutó un millar de adeptos en Es Mercadal. Un ejército de salvación no tan numeroso como el de la víspera con Amaral, pero más animado. Todo público adulto, sobrepasada ya con creces la treintena y, en su mayor parte, menorquín, lo que sorprendió gratamente a Santi Balmes. El capitán de una nave a la estela del Poeta Halley que aterrizó apoteósica, irradiante. 100 minutos de concierto que demostraron como un grupo nacido del indie en la Barcelona de los 90 puede desfilar por el mainstream sin perder un ápice de su identidad. Quienes dejaron medio vacía la grada ya deben estar lamentándose. Se lo perdieron.
Balmes llamó a la hermandad desde el inicio. Compareció solo para citar al Ejército de salvación que le arropa «cuando todo se tuerce y un caos bestial me detiene». Y su banda acudió, devolviéndole gratitud. «¿Te he dicho gracias alguna vez?». Así inicia Love of Lesbian su verano de salvación, el pretexto para presentar en directo su décimo álbum y, arropado por un sonido impecable, exhibir una brutal interacción con el público.
Tener girando al bajo al productor de Sidonie, Ferreiro, Luz Casal o Erentxun es un lujo que pocas bandas como la del amor lesbiano pueden permitirse. Pero Ricky Falkner es una pieza más del sexteto que, con todavía siete conciertos por delante en España y otros cinco en Latinoamérica, demostró tener el espectáculo de ‘La Hermandad Tour’ perfectamente engrasado. Y más si, en cierto modo, juega en casa. Julián Saldarriaga, el lugarteniente de la banda, reside en Es Mercadal y ya ha reclutado figurantes para los diversos videoclips que el grupo ha grabado en Menorca.
Sonaron «Cuando no me ves» y las «Noches reversibles» de incendio y se ocultaron «Bajo el volcán». Y, aunque no estaba ninguno de los nombres ilustres que han participado en el disco (Leiva, Amaral, Zahara, Jorge Drexler y Rigoberta Bandini), la tecnología hizo que al menos la mamá transgresora de Eurovisión y reciente premio Goya, que la próxima semana echará el cierre al festival, apareciera en pantalla para cantar a dúo «Contradicción». Aquella que pide «terapias de constelación con el psiquiatra» y concluye que «a veces el que pierde gana algo mejor».
Tras «Sesenta memorias perdidas», el grupo escarbó en su pasado remoto para cantarle a la muy coreada «Niña imantada» y viajar a «1999», «un tema que nunca queda fuera». «Y ahora congelo cada instante sabiendo de antemano que son los últimos». Que no lo fueron. Porque luego el público hizo de Eva Amaral para corear, exultante, el «Qué vas a saber». «Solo era cuestión de escuchar y no lo hiciste» y, al final, te conformas con poner «una canción alegre y triste».
«No serás capaz de odiarme», cantó poco después Balmes en sus «Incendios de nieve», que cerró invitando a bracear en coreografía «a lo coreano». Total, la cosa ya estaba desatada y saltó al ruedo para cantar entre el público, con sus «sisters y hermanos», aquel «rayo cabrón de honestidad» que nos «lleva a la verdad. Que os quiero a mi lado, muchos años. ¡Viva la hermandad!».
Entonces, el grupo viajó a «Belice» y Saldarriaga convocó a la cacerolada de protesta pro Palestina del 6 de agosto en Maó para exigir que se acabe la barbarie. «¡Es un puto genocidio!», denunció Santi Balmes, quien se ganó la ovación al proclamar que «la inteligencia, la honradez y el fascismo son incompatibles».
Y eligió para el final la canción con la que empezó todo. «¿A que no sabes dónde he vuelto hoy? Allí donde solíamos gritar…». Lo que le faltaba al público para terminar de alistarse a la hermandad. Así que, al regresar, Balmes confesó sentirse gilipollas, porque «es de gilipollas venir a Menorca e irte al día siguiente».
Pero el éxtasis aún estaba por llegar. El cantante se enfundó las gafas de sol, la pantalla se iluminó de colores y sonó a discoteca para ganar «La Champions y el Mundial» y «recibir la señal» de «Los Irrompibles». «Solo tenemos que dar un paso más, tan solo uno más…para ser libres».
El «Fantástico» que marcó el verano cervecero de 2013 remató la velada, con Balmes aullando el «Lobo hombre en París» de La Unión y el «Amante Bandido» de Bosé. Ya nadie dudó en hacerse fan de John Boy y hermanarse definitivamente con la banda. En el ejército lesbiano ya son legión…
que GRANS que sou!!!!!