Hace ahora dos meses, los responsables de la Escola d’Art Dramàtic de Menorca (EADM), acompañados por el conseller de Cultura, Joan Pons Torres, en representación de la institución que impulsó el proyecto desde sus inicios, presentaron en Ciutadella las novedades del nuevo curso. Un planteamiento que recientemente ha sufrido un giro inesperado y que ha desembocado en que la escuela pase a estar, a partir de ahora, autogestionada por Aleix Rengel y Ángela Tortajada, los dos profesores que tomaron en 2021 el relevo tras el retiro de quien hasta entonces había estado al frente, Pitus Fernández.
El cambio ha tenido que ver con la confección del equipo. Explica Rengel que el marco jurídico sobre el que se sostiene la escuela es el de contrato menor que se convoca cada año como plaza pública. La EADM ya tenía diseñado el organigrama del profesorado para el nuevo curso, pero una de las integrantes del mismo, Tortajada, no consiguió la plaza, que se adjudicó a otra profesional. Ello propició que el resto del equipo, con Rengel a la cabeza y también la que durante muchos años fue coordinadora de la escuela, Marta Cantamisa, renunciaran a sus plazas.
Explica Rengel que un proyecto como el de la EADM necesita una planificación más largo plazo, «es de largo recorrido», por lo que el sistema de contratación actual no es el más adecuado. Reconoce que cuando se embarcaron en la dirección confiaron en que «se podría tener continuidad», tal y como había sucedido en los años anteriores con Pitus Fernández al frente.
Defiende que no podían seguir adelante sin la figura de Tortajada, a quien define como una pieza clave del proyecto educativo y del crecimiento que este había tenido en los últimos años. En ese sentido recuerda que se pusieron al frente con la sombra todavía de la pandemia y muy pocos alumnos para remontar con fuerza en los siguientes cursos.
El que hasta la fecha había sido el equipo al frente de la EADM, además de algunos alumnos, trasladó su inquietud al Consell, pero en el departamento de Cultura no se logró encontrar una solución. Sin embargo, desde la administración insular se mostraron abiertos a colaborar y «han facilitado» que el proyecto siga adelante a través de una gestión privada con Rengel y Tortajada al frente.
Ambas partes están en contacto y manteniendo reuniones para la transición y tratar cuestiones jurídicas como el nombre de la escuela, que por el momento continúa siendo Escola d’Art Dramàtic de Menorca, aunque se gestiona ya a través de una nueva página web. «No podíamos dejar a tantos alumnos tirados, ya íbamos tarde y por eso la escuela privada nos pareció una buena opción», explica Rengel, quien apunta que se trata de un proyecto que él Tortajada ya tenían en mente desde antes de ponerse al frente de la EADM.
Por delante queda el reto de sacar adelante esta nueva etapa, que arranca con solo dos profesores y el refuerzo de algunos profesionales que impartirán talleres específicos algunos fines de semana. La idea es poder volver a crecer «tirando de todas las vías posibles», avanza Rengel. Las clases en la zona de Maó ya están en marcha en las instalaciones de la sala Akelarre de Maó después de haber abandonado la sede inicial desde el arranque del proyecto, la sala Albert Camus de Sant Lluís.