Profesora del instituto Cap de Llevant de Maó, recibe aplausos de sus alumnos cuando se cruza con ellos por la calle. No es para menos. Loles Tronch Folgado, la docente licenciada en Filologia Anglogermánica y Catalana por la Universidad de València, es desde hace una semana la nueva alcaldesa de Sant Lluís. El PP recupera con ella la gestión municipal tras ocho años de gobierno de izquierdas.
¿Cómo se ve de alcaldesa?
—Aún estoy aterrizando. Estaba muy tranquila en el instituto con mis alumnos, pero haber conseguido la alcaldía ya me ha traído buenos momentos. A la toma de posesión vinieron aposta desde Valencia mi madre y mis dos tías, y me emocioné mucho. He recibido numerosas felicitaciones, incluso de gente afín a otros partidos, y eso me agrada. La persona está siempre por encima de las siglas, de los ideales, y el único beneficio que debe buscar un cargo público es para el pueblo de Sant Lluís.
¿Cómo ha encontrado el ayuntamiento?
—Aún no he abierto los cajones de las facturas, pero Secretaría e Intervención me han adelantado que se han gastado ya bastantes partidas del presupuesto y habrá que apretarse el cinturón. Ahora veremos hasta cuánto.
¿Cuáles serán sus primeras decisiones? ¿Las relativas a las fiestas?
—Las primeras son las de Sant Joan, de las que solo habían montado el concurso de bujots… Luego llegan las fiestas de verano, que ya hemos empezado a preparar con la concejal asignada al área, Patricia Pons, y la funcionaria que acostumbra a encargarse, una chica que ahora está en excedencia por maternidad pero que se ha ofrecido a colaborar en todo lo que necesitemos. Me congratula encontrarme trabajadores así. Ellos son los que conocen cómo funciona todo. El ayuntamiento podría funcionar sin nosotros.
También ha firmado ya la distribución de áreas, con una mayor retribución como alcaldesa…
—Sí, voy a cobrar más. No he entrado en política para enriquecerme, pero tampoco para perder dinero. De hecho, mi retribución será la misma que el sueldo que percibo como docente. Además, mantenemos la asignación para los tenientes de alcalde. La gran diferencia es que todos los concejales en el gobierno disfrutaremos de dedicación. Seremos tres con dedicación absoluta, uno al 75% y los tres restantes, al 35%. Pero, al ahorrarnos con ello las dietas por asistencia a pleno y a las juntas de gobierno, apenas se incrementa el coste total respecto del mandato anterior.
¿En qué notarán los vecinos el cambio de gobierno?
—En que vamos a racionalizar algunos gastos que ahora estaban desbocados. Y, lo que ya estaba previsto, modificaremos los horarios de cierre del Cós y del paseo de Punta Prima.
¿Cómo cambiará el cierre del Cós?
—Vamos a reimplantar los horarios acordados tras los talleres de movilidad que se llevaron a cabo antes de la pandemia. El anterior gobierno empezó a cerrar la calle a la una y así se ha quedado. Pero de esta forma no le damos vida, y el Cós lo que necesita es tener actividad y que no parezca una calle muerta. Así que lo mantendremos abierto en invierno y lo cerraremos solo, por horarios, en verano.
¿Cómo están las urbanizaciones? ¿Qué les falta?
—Mejorarlas es uno de los grandes retos, sobre todo en aquellos núcleos que aún carecen de saneamiento. El caso más urgente es el de Binissafúller, donde la asociación de vecinos ha interpuesto un contencioso porque no quiere pagar las contribuciones especiales, aunque les hayamos dado diez años de plazo. Así que nos urge desbloquearlo para poder ejecutar los proyectos que, en esta situación, no pueden llevarse a cabo. Pero, en general, las urbanizaciones necesitan una limpieza, adecentarlas. Han estado demasiado tiempo abandonadas y rascaremos cualquier ayuda, de fondos europeos o de otras administraciones, para financiarlo.
¿Aún confía en evitar la indemnización millonaria al parque acuático de Biniancolla?
—Es un verdadero marrón. Seguimos a expensas de que se resuelva el recurso del ayuntamiento para no tener que cargar con esta segunda mochila judicial, ahora que ya pagamos la de Orfila SL. Nuestra intención es ir de la mano del Consell para tratar de minimizar los efectos. Este verano la actividad en el parque vuelve a estar en marcha.
El último gobierno estaba elaborando una nueva ordenanza para reducir el consumo de agua en el municipio. ¿Van a mantenerla?
—Sí, porque apuesta por promover un uso sostenible del agua. No es más ecologista la izquierda que el PP en este sentido. Son temas de sentido común, que no tienen color.
¿Qué idea de uso tienen para Sa Tanca?
—A diferencia de otros partidos, no tenemos ninguna idea preconcebida, pero sí queremos que este edificio no se convierta en otro pozo sin fondo para el municipio. A lo mejor basta con dejar el párking subterráneo y demoler el resto. Sea cual sea su destino, debemos involucrar a otras administraciones para que el coste de mantenimiento no repercuta exclusivamente en el ayuntamiento. Quizás un centro de ámbito insular, vinculado con la formación o las nuevas tecnologías…Y a lo mejor cabe dar entrada a la iniciativa privada. Lo que no vamos a hacer es hipotecar a Sant Lluís por algo que no podamos asumir.
¿En qué se traducirá la rebaja de la presión fiscal que anunciaba en campaña?
—En cualquier medida que sea viable y nos permita mantener el equilibrio económico de la institución. Estamos pensando en retocar el tipo del IBI y suprimir algunas tasas que generan pocos ingresos. Todo sea por el bien del ciudadano.
¿Cómo condicionará su acción de gobierno el pacto con el concejal Jorge de Juan, de xBalears?
—La idea es que no nos incomode en absoluto. Hemos firmado un pacto por el que asume los proyectos más importantes y hace unas aportaciones interesantes para el municipio. En modo alguno vamos a ser un equipo de 6 más 1, sino de 7. En el último mandato tuvimos nuestros más y menos con él, pero vamos a poner todo de nuestra parte para que funcione. Somos un equipo e iremos todos a una.