Las obras que se llevan a cabo desde el pasado mes de septiembre en la carretera Maó-Sant Lluís (Me-8) afrontarán a lo largo del mes de febrero la fase de mayor dificultad debido a los trabajos que se ejecutarán en el tramo de la vía de aproximadamente 200 metros que discurre desde la rotonda de los institutos hasta los caminos de Trepucó y Santa María.
Según explican Marcelino Pons Villalonga, gerente de la empresa constructora Antonio y Diego S.A., y Xavier Solano, jefe de obra, la angostura de este tramo y la presencia de una zona de rocas obligarán a cortar uno de los carriles de circulación de la vía y además colocar semáforos y señaleros con el fin de abrir el paso al tráfico de forma alternativa, circunstancia que hasta la fecha no se había producido en las fases ya ejecutadas. De hecho, a pesar de ser la carretera más transitada de la Isla, muchos conductores se sorprenden estos días de la fluidez del tráfico lograda en una zona, literalmente tomada por obreros, camiones y excavadoras. "En el planeamiento fijamos los meses de enero y febrero para ejecutar los tramos más complicados porque es la época en que menor actividad hay en la Isla", justifica el gerente de la constructora.
Un solo arcén
El planeamiento del nuevo tramo a ejecutar difiere además de los anteriores ya que en esta parte del trazado sólo se habilitará un arcén en el margen derecho de la calzada, en sentido Maó, debido a la presencia de varias viviendas que impiden continuar la misma línea de trabajo. "Los arcenes de la carretera serán lo suficientemente anchos como para permitir la circulación de vehículos lentos por ellos, lo que dará también fluidez al tráfico", señala al respecto el jefe de obra, al tiempo que destaca cómo actualmente se estudia la posibilidad de aprovechar las obras de la carretera de Sant Lluís para habilitar un espacio en los laterales de la vía a fin de canalizar la fibra óptica que el Consell quiere impulsar en la Isla y evitar de este modo la apertura de nuevas zanjas en el futuro. La institución insular también estudia actualmente, en relación a esta importante arteria de la red viaria menorquina, la creación de otra rotonda en la entrada al pueblo de Sant Lluís, con el fin de suprimir el actual cruce.
Por su parte, el carril bici, el parterre y la acera que se construyen en el lateral opuesto de la calzada, siguiendo la línea ya trazada desde Sant Lluís, serán desviados en este mismo tramo por el Camí de Santa María para desembocar posteriormente en la rotonda de los institutos. El desvío viene motivado por la presencia en este mismo lateral de dos viviendas.
Amplitud
El jefe de obra destaca igualmente que la nueva carretera de Sant Lluís tendrá una anchura de 3,5 metros por carril al que se sumarán otros 2,5 metros de arcén. También resalta la amplitud de la acera que discurrirá entre Sant Lluís y su polígono industrial, así como los 2,5 metros de anchura del carril bici que se habilita en el lateral opuesto al que se añade un parterre con otros 2,5 metros de anchura (1,5 en la zona de la cárcel) y una acera con prácticamente las mismas dimensiones. "En el parterre hemos plantado un tipo de conífera de crecimiento rápido y tupida para crear una barrera vegetal que separe el tráfico de los peatones", matiza Xavier Solano, quien hace hincapié en que el diseño de esta vía impide a los conductores realizar giros a la izquierda, un tipo de maniobra no exenta de riesgos.
Además, para incrementar la seguridad en la zona, la constructora ha habilitado una vía de servicio o camino paralelo a la carretera que desemboca en las rotondas con el objetivo de facilitar el tránsito de los vecinos de la zona. En relación a este tema, el gerente añade igualmente que a día de hoy ya se han reconstruido prácticamente la totalidad de las paredes secas de las fincas colindantes afectadas por las obras. "Esta carretera es el escaparate de lo que el Consell quiere lograr a través del Plan de Carreteras insular", comenta el jefe de obra. Precisamente, uno de los aspectos más destacados por la constructora es el respeto al medio ambiente con el que trabaja ya que la totalidad del material de relleno utilizado en la carretera para igualar cotas y desniveles procede de la misma obra y del reciclado de materiales de construcción procedentes de la planta de Triatges. En total, en esta obra se han empleado unos 25.000 metros cúbicos de material de relleno y se han excavado otros cerca de 15.000 metros cúbicos.
A buen ritmo
A pesar de la lluvia que ha marcado gran parte de los trabajos realizados hasta la fecha por una veintena de obreros, la empresa constructora recalca que las obras se ejecutan a buen ritmo y en los plazos previstos inicialmente. Esta semana comenzará la colocación de los registros de las farolas que iluminarán la vía, las canalizaciones del cableado y las previstas para el drenaje de pluviales. De este modo las obras, cuyo presupuesto ronda los tres millones de euros con un plazo de ejecución de siete meses, podrían estar finalizadas en torno al mes de junio.