A nadie en Ciutadella se le ocurrió ayer disfrazarse de nieve. Hubiera sido la única manera de ver el elemento blanco en las calles de poniente, después de que la meteorología se olvidara de Ciutadella a la hora de dibujar una de las más bellas estampas de Menorca de los últimos años. La meteorología, no obstante, sí trajo hasta Ciutadella el frío intenso, algo que no fue impedimento para que ayer la ciudad y sus habitantes se transformaran.
De golpe, las calles fueron invadidas por piratas, exploradores, demonios, brujas, hadas mágicas, abejas... Como si Ciutadella se hubiera convertido en la pantalla de una televisión, las calles del casco antiguo vieron pasar a teletubbies, personajes de El Hormiguero, Hello Kittys, Mickyes, algún que otro Bob Esponja... Nada, que la ciudad se había vuelto loca, sumida en un carnaval protagonizado durante todo el día por los más pequeños y, durante la noche, por aquellos que no son tan pequeños pero a los que no les faltan ganas de diversión y de trangresión, aunque sea por un día.
Hay clásicos que no fallan en estos días. Algunos más bellos que otros. Las princesas, Blancanieves y payasos son recursos habituales y siempre acertados para pasar un carnaval divertido. Otro disfraz que se está convirtiendo en un clásico es el supuesto albañil: mono de pies a cabeza, careta blanca y bote de espray en la mano con el que someterse a batallas de plástico blanco para ver quién ensucia más a quien. A algunos las bromas les gustan más que a otros, y estos productos provocaban alguna sonrisa, pero también algún que otro enfado.
Pero el viernes de carnaval en Ciutadella es para los colegios. Por la mañana, quienes más quienes menos desafiaron el frío y salieron a la calle a lucir sus disfraces. Muchos recorridos tuvieron que ser acortados, y algunos cambiaron la calle por el cobijo del polideportivo, pero la esencia era la misma: diversión en grupo, cambio de la tradicional vestimenta por un personaje de fantasía y risas, muchas risas. Los profesores se apuntaron a la fiesta, y también ellos lucieron sus disfraces, sin timidez ni complejos. Desde un maestro convertido en animadora a una profesora transformada en hada azul con inmensos mofletes, todo para contribuir a la fiesta.
Una fiesta que por la tarde invadió el centro de Ciutadella, con espectáculos infantiles tanto en la Plaça Nova como en la carpa del Molí. La fiesta siguió, pendiente de que mañana domingo se realice el gran desfile de carrozas.