El Ayuntamiento de Maó ahorra actualmente 39.000 euros anuales en la factura del alumbrado público después de haber sustituido en los últimos cinco años prácticamente la cuarta parte de las farolas de vapor de sodio por otros puntos de luz más eficientes energéticamente. En concreto ha cambiado 1.900 bombillas de las 5.624 existentes, lo que representa una ahorro energético anual de 431.000 kilovatios. La medida también ha permitido dejar de emitir 325 toneladas de CO2 al año, según resaltaron ayer la regidora de Ciutad y Medio Ambiente Gari Petrus y la concejal de Servicios Generales, Angels Andreu.
Precisamente, una vez finalizado el Plan de Eficiencia Energética 2002-2008, gracias al cual se ha renovado el 34 por ciento del alumbrado público ya apuntado, el equipo de gobierno se ha fijado este año llegar hasta el 50 por ciento. El Plan Energético del Govern aportará este ejercicio 18.000 euros, que se sumarán a los 27.000 del Ayuntamiento.
El municipio aprovechará asimismo las inversiones del Plan de Cooperación Insular (PIC) y del Plan E para renovar el alumbrado. En este sentido, ya ha iniciado nuevas actuaciones para sustituir las viejas farolas de zonas como Cala Llonga, Miquel de Veri, Duque de Crillón y el Parque Rochina. Los cuatro proyectos han recibido el visto bueno del Estado para ser incluidos y ejecutados con partidas correspondientes a la segunda convocatoria del Plan E. El coste ronda los 300.000 euros y permitirá ahorrar la emisión de 160.000 toneladas de CO2 al año, así como un descenso en la factura anual de electricidad de 19.170 euros.
Actuaciones en 20 calles
También en el período que incluye parte del año pasado y todo el 2010, el Ayuntamiento cambiará los puntos de luz de hasta 20 calles más, en total 164 farolas. Para Gari Petrus las actuaciones municipales encaminadas al ahorro energético son las que a corto y medio plazo tienen mayores resultados globales de cara a la reducción de la emisión de gases nocivos a la atmósfera. Por su parte, Angels Andreu, resaltó que la renovación del alumbrado público representa no sólo un menor coste en la factura eléctrica, sino mayor eficiencia energética y una mayor protección del Medio Ambiente.