El consejo de administración de Ports de les Illes Balears aprobó ayer el encargo del proyecto para prolongar el dique de Ciutadella y paliar así el efecto de la agitación marítima o "tiranya". Un día después de que este periódico avanzara la intención del ente público, sus gestores dan un paso más para hacer realidad esta actuación con el encargo de un proyecto que concrete las medidas exactas a tomar para reducir la "tiranya" en el interior del dique y aumentar de esta manera los días en que el nuevo puerto de Ciutadella podrá estar operativo.
Fuentes próximas a Ports confirmaron de nuevo ayer la existencia de un problema con la agitación marítima. De hecho, explican que en un momento de la tramitación del proyecto original del dique se habían contemplado medidas correctoras para este efecto, que implicaban la construcción de un muro amortiguador en la zona comprendida entre la futura explanada y el final del muelle litoral (tal como puede verse en la imagen adjunta). Esta actuación, no obstante, fue descartada en su día por el elevado impacto ambiental, pero a cambio no se introdujo otra medida correctora, y el proyecto siguió adelante. Ahora, con las obras ya en muy avanzado estado se ha comprobado que la agitación interna es mayor que la prevista, y que se hacía necesaria una medida correctora como la propuesta: cerrar algo la boca del dique para reducir la agitación o "tiranya" que se producirá en la lámina de agua abrigada por el dique.
Desde Ports de les Illes Balears aseguran que el proyecto concreto que dará solución a este problema no está definido, si bien este periódico ya avanzó en la edición del miércoles que la propuesta puesta encima de la mesa era prolongar el dique mediante la colocación de otros dos cajones más. De esta manera, la extensión que se ganaría sería de aproximadamente unos 40 metros, una extensión que desde ciertos sectores consideran asumible si con ello se evitan otras medidas correctoras de mucho mayor impacto visual y ambiental como pudiera ser la construcción del muro de amortiguación en la parte del litoral, medida que hubiera acabado con el paisaje del acantilado que, con el proyecto actual, se mantendrá visible .
El problema de la agitación se detectó, según fuentes del sector marítimo, cuando se analizó una de las propuestas de amarre de cruceros, la que pretendía anclar estos buques en el muelle del litoral. Entonces se vio que la "tiranya" hacía peligrar el amarre en esta zona, y de aquí que se decidiera abordar de manera decidida este problema adoptando medidas.