El Ayuntamiento de Máo continúa con su plan de ordenación del espacio público y no cesa en la exigencia de hacer cumplir a comerciantes y restauradores la ordenanza municipal, aprobada en 2008. Prueba de este hecho, es que desde mediados de marzo el Consistorio ha mandado 170 escritos a comerciantes y restauradores en relación a banderolas, aires acondicionados, expositores, terrazas, rótulos publicitarios y cajeros automáticos sin licencia o que ya no cumplían con la anterior ordenanza municipal.
Estos 170 escritos -tenían hasta finales de mayo o principios de junio para ser contestados-, han recibido más de 50 respuestas, que devienen expedientes en tramitación, de los cuales 20 aproximadamente corresponden a terrazas, 25 a expositores y carteles publicitarios, y cinco a cajeros automáticos. Según fuentes municipales, todos están pendientes de tramitación. Dependiendo del caso, se requerirá un informe de la Policía Local, de la Regiduría de Movilidad, de Urbanismo o de Concesión.
Emili de Balanzó, concejal de Centro Histórico y Dinamización Económica, aseguró ayer que "primero se ha advertido a los que no cumplían con la anterior ordenanza, y después ya contactaremos con los que no cumplen con la nueva".
Cumplimiento de ley
En esencia, la ordenanza indica que las mesas y sillas de las terrazas tendrán que estar distanciadas de la fachada del edificio, concretamente a 1,50 metros o más; la delimitación de la superficie ocupada se puede realizar mediante cuerdas, jardineras o similares; y la longitud máxima del espacio que ocupen tiene que ser la de la fachada del edificio.
En el centro histórico se prohíbe la utilización de materiales plásticos y mensajes publicitarios en el mobiliario o sombrillas. En caso de que se autoricen las cubiertas con carpas, tendrán que ser de materiales textiles o similares, sustentados por elementos ligeros totalmente desmontables, los soportes de los cuales, al fijarse, no deben dañar el pavimento. No se permite ningún tipo de cierre lateral fijo.
Este cambio de la ley supone que no sólo desaparezcan carteles fijos que sobresalgan de las fachadas -a partir de ahora sólo se permiten las señales fijas y luminosas de las farmacias-, sino que bares y restaurantes de todo el municipio tendrán que adaptar sus terrazas a las nuevas disposiciones del Consistorio.
El proceso que se seguirá, según indica el concejal, es que "los que quieran tener elementos fijos tendrán que solicitar una concesión y entonces se verá si es posible".
"No es que no dejemos tener terrazas, sino que a partir de ahora el espacio se adecuará a la ordenanza, para que la vía pública sea pública, y que si se quiere tener mobiliario en la calle, sean elementos que puedan guardarse cada noche", agregó Balanzó.
El concejal recordó que esta ordenanza se aprobó en el pleno municipal por unanimidad, y que se sometió a consideración ciudadana, con lo que se valora que no es una imposición, sino fruto del consenso.
La opinión de los que han perdido su inversión
Eso de que la ley es para todos igual hay quien no lo acaba de ver tan claro, o directamente no lo cree. Prueba de ello es que ya surgen las primeras quejas de restauradores que tienen que modificar su negocio para adaptarse a la nueva ordenanza, pero no ven justo que tengan que ser ellos los primeros, o ellos sí, y otros no.
Uno de los casos es Antonio Gómez Laguna, propietario de un bar en plaza Bastión, que asegura que le han reducido la terraza y le obligan a retirar los toldos para poner sombrillas.
"Lo que yo no entiendo es que esperen dos años a decírnoslo, y lo hacen ahora, que es cuando peor estamos con la crisis", asegura Gómez, quien explica que se ha gastado 6.000 euros en el toldo que ahora le obligan a retirar.
"¿Y cuándo prohíban fumar, qué haremos?", se pregunta.
Como él, José Antonio Rodríguez afirma que cuando se compró el bar en la misma plaza, en 2007, nadie le advirtió que no podía tener los 25 metros cuadrados que ahora le reducen a 16.
"Si cada local sólo puede ocupar el espacio correspondiente a la fachada, es legítimo que se aplique a todos los bares de Maó y no sólo al mío o a los de la plaza Bastión", indica Rodríguez.
Este empresario apunta que este invierno se ha gastado 12.000 euros en toldos, más calefactores, y que si ahora se los hacen quitar, ya no trabajará más en invierno.