La ONCE y las Asociaciones Empresariales de Restauración y Hostelería de Menorca presentaron hoy la campaña 'Colabora sin Reservas', que tiene como objetivo impulsar el derecho de los usuarios de perro guía a acceder a restaurantes, bares, cafeterías, hoteles y otros establecimientos del sector.
En el acto, la presidenta del Consejo Territorial de la ONCE, María del Carmen Soler, y el director de la Agencia Administrativa de la Organización en Menorca, Juan José Villalonga, se mostraron de acuerdo en la necesidad de la campaña de sensibilización y confiaron en que consiga su objetivo de facilitar el derecho de los usuarios de estos animales a acceder a este tipo de establecimientos.
Así, la campaña tiene el apoyo del Consell de Menorca y del Ayuntamiento de Maó y cuenta con la presencia de la Asociación de Personas con Discapacidad.
La preparación de los perros guía y su trabajo de adiestramiento les permite comportarse con extrema corrección en este tipo de locales, en los que ocupan siempre un discreto lugar junto a la silla del usuario o debajo de la mesa, donde pasan desapercibidos a pesar de la cercanía de la comida.
Comportamiento e higiene asegurados
El buen comportamiento y la limpieza de estos perros, que reciben cuidados higiénicos y sanitarios de forma muy habitual -una analítica semestral y control veterinario exhaustivo fijados por la ley-, les permite ser un compañero con todas las garantías.
En general, la ciudadanía comprende y entiende que la labor que realizan estos perros es muy importante para los usuarios, con un trabajo serio y amparado legalmente: la ley autonómica 5/99 de 31 de marzo, permite el acceso de estos perros como guías a cualquier sitio público junto a su usuario, y todo gracias a su excepcional sociabilidad y educación, lograda con mucho esfuerzo.
Proceso de casi dos años
Por otra parte, el proceso que conduce a un perro a convertirse en guía se inicia con la exigente selección de sus padres. La experiencia ha determinado que son tres las razas más
apropiadas y utilizadas: el labrador retriever, el golden retriever -o el cruce de ambas- y el pastor alemán.
Al final del periodo, que dura entre 18 y 24 meses, sólo la mitad de los perros llegarán a ser guía. Antes, deben superar un proceso que tiene tres etapas diferenciadas: estancia con una familia (entre los dos y los 12 meses); periodo de adiestramiento (seis meses más) y adaptación a su usuario.
El periodo de adopción en una familia es la etapa de socialización del perro, donde aprende a convivir con personas próximas y extrañas y se acostumbra a situaciones, objetos y sonidos como el transporte público, las tiendas o el bullicio, además de aprender las primeras reglas. Entre los 12 y los 18 meses, el perro trabaja en su fase de adiestramiento, donde logra habilidades específicas, como caminar recto, señalar bordillos o sortear obstáculos.
Finalmente, llega el momento de asignar el perro a aquel usuario de características más acordes con las del animal: en un cursillo de tres semanas, perro y usuario aprenden a trabajar juntos.