Vicenç Tur, alcalde de Maó, subía puntual al balcón izquierdo del Ayuntamiento para lanzar un mensaje a los ciudadanos. Tur habló del significado de las fiestas, de los que ya no están y de lo que uno debería hacer, como mínimo, en estos días de celebración para captar la esencia de lo que nos rodea, "intentad tocar, al menos, un caballo; deberíais probar un trozo de coca, podríais explicar en qué consiste nuestra fiesta a alguien que no lo sepa, tratad de conocer a una nueva persona..." El alcalde otorgó todo el protagonismo a los habitantes de Maó y, por supuesto, recomendó que estos días se vivan de manera intensa pero siempre con respeto.
Tras las palabras de Vicenç Tur, Pinyeta Pinyol entraron en escena de la mejor manera posible, con instrumentos en mano y cantando una de sus canciones. El público, que estuvo muy participativo en todo momento, no dudó en cantar con ellos y escuchar con atención la historia que iban narrando los pregoneros. Nito Martí y Miquel Camps explicaron su historia como pareja musical de forma simple y divertida, intercalando esas canciones que muchos niños y mayores han tarareado durante 25 años, eso sí, las letras incluían connotaciones que hacían referencia a las fiestas de Gràcia. Camps y Martí quisieron agradecer a todas aquellas personas que les han apoyado durante todo este tiempo, a los educadores y a los padres y madres, e incluso bromearon sobre quién es Pinyeta y quién es Pinyol y acerca de la variedad de su repertorio, un repertorio cargado de mensajes para sensibilizar a los más pequeños sobre los animales, el medio ambiente y lo que les rodea. Los pregoneros dieron las gracias a su equipo, a la ciudad de Maó y se despidieron con "Es Xotis de Gràcia", deseando a todos los presentes unas buenas fiestas.
Tras el gran aplauso del público y el ya tradicional "Es Mahón" cantado por el alcalde y Pinyeta Pinyol, fue el turno de Carles Fàbregues, pregonero popular durante 29 años, que con sus simpáticas rimas arrancó más de una risa entre el público.
La Colla de Dimonis ponía punto y final al acto de apertura de fiestas con su fuego y sus tambores. Cabe resaltar que la Plaça Constitució estuvo llena, balcones y bares incluidos, y el público estuvo muy receptivo, interrumpiendo con aplausos a todos los participantes, bailando y cantando durante algo más de una hora.