Los jubilados de la Isla podrán seguir cantando bingos sin problema. La alarma saltó la pasada semana, cuando el Govern balear prohibía a dos clubs de pensionistas de Mallorca desarrollar esa actividad tras las denuncias vertidas desde la patronal del bingo por considerar que había competencia desleal. Sin embargo, pocos días después la consellera de Interior, Pilar Costa, daba marcha atrás y garantizaba la práctica de esas actividad, incluidos los centros clausurados, al estimar que no existían fines lucrativos.
No obstante, el revuelo en la Isla vecina despertó cierta desconfianza entre los jubilados menorquines. Así, el presidente de la asociación que aglutina a los clubs de jubilados de la Isla, Pepe Melià, se puso inmediatamente en contacto con la consellera de Asuntos Sociales, Noemí Gomila, para realizar la pertinente consulta. Según reconoce el propio Melià, el mensaje fue tranquilizador, podían seguir disfrutando sin problema de un juego que algunos afirman data de la época de los romanos.
En Menorca, sin problemas
Desde el departamento de prensa del Consell, se informaba ayer también a este diario que una vez realizadas las consultas, "en Menorca no hay problema alguno al respecto; la situación es de absoluta normalidad y no ha habido ninguna denuncia". Es más, desde el Ejecutivo insular se recuerda que los bingos que organizan los centros de personas mayores tienen "una finalidad lúdica y en ningún caso lucrativa". En el Consell se argumenta que el ejemplo más claro es que se paga "una cantidad simbólica" por los cartones y que los premios son productos y en ningún caso dinero". Así lo corrobora el presidente del Esplai de la Caixa en Ciutadella, Alfredo Moll Tur, quien no tuvo reparo en mostrar a "Es Diari" el espacio del club de jubilados destinado a guardar los lotes de comida que se reparten.
"Los lotes de premios siempre son de dos unidades, como latas en conserva, botellas de aceite y otros productos; lo único que es diferente es la calidad de los mismos dependiendo de si se ha cantado bingo o línea", explica Moll. El presidente del club añade que en lo que se refiere al dinero, las alrededor de 120 personas que se reúnen cada sábado por la tarde durante un par de horas con el objetivo de "convivir y pasar el rato" pueden adquirir ocho cartones al precio de un euro. Moll concluye que es "excesivo" pensar que este tipo de actividades pueden tener fines lucrativos. "Lo único que queremos es tener a la gente contenta", concluye.
Con moneda
Sin embargo, en algunos de los centros sí se pagan premios en moneda, como en Fornells y Es Migjorn Gran. No obstante, las cifras son tan bajas que a juicio de Pepe Melià casi no merece la pena mencionarlas. Como ejemplo representativo cabe citar que uno de los bingos que se cantó el pasado sábado en Es Migjorn se pagó a 67 céntimos. Melià concluye que el bingo se juega prácticamente todos los fines de semana en los clubs de la Isla. Además considera oportuno recordar que la actividad que desarrollan tiene una "función social" y avanza que pese al levantamiento de la prohibición por parte del Govern permanecerán atentos para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.