Durísimo y política, social y culturalmente incorrecto en el diagnóstico y contundente en sus propuestas de regeneración, Alfredo Dagnino Guerra conminó a la sociedad, en general, y a los católicos, en particular, a implicarse, más allá de convicciones políticas y religiosas, en un proyecto que posibilite "dejar a las generaciones futuras una nueva
España y transmitir razones para vivir y, sobre todo, razones para esperar".
Lo hizo en calidad de presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU en una conferencia, presentada por el director de COPE Menorca, Guillem Ferrer, que tuvo lugar este viernes en la Casa de la Iglesia de Maó y que contó con la asistencia de monseñor Giménez y unas 70 personas, vinculadas en su mayoría a distintos secretariados diocesanos.
Licenciado en Derecho, abogado, letrado del Consejo de Estado y profesor de Práctica Jurídica, Dagnino argumentó "la necesidad urgente en la situación de emergencia en la que vivimos" de emprender un camino de regeneración "deseado por la mayoría de los españoles", desde la convicción de que "hay otra España posible".
Para transmitir esta necesidad, el presidente de la ACP partió de un análisis "duro pero básico para la construcción de un camino sólido", articulado en torno a cuatro ítems, la profunda revolución cultural que ha experimentado Occidente en las últimas décadas y la crisis de la nación y de la conciencia nacional, institucional y económica que asolan nuestro país.
"Se niega a Dios, la memoria, la moral y la tradición. Así, todo se puede construir a la medida del hombre", aseveró Dagnino al referirse a la transformación cultural que tiene en su origen una concepción del hombre como ser creador y autónomo que "transforma las formas de pensar, de sentir y actuar" y tiende a sustituir la ley natural por el pacto social, fruto del consenso y de las mayorías parlamentarias y sociales.
Para el presidente de la ACP, esta revolución adquiere ribetes más graves en España por el "horizonte de gran incertidumbre" que se divisa por mor de la crisis política, la partitocracia y el deterioro democrático, factores a los que hay que sumar la crisis de la nación y la conciencia nacional, motivada por el olvido de lo metajurídico que implica el concepto mismo de nación. "España no nace en 1978 ni tampoco en 1812 como pretenden algunos, sino que se forja a lo largo de muchos siglos; cuestión diferente es como se organiza el estado que se sobrepone a la nación", advirtió Dagnino.
El jurista Dagnino finalizó su análisis con referencias a la crisis institucional -"el sistema de garantías hace aguas. Parece que ganar elecciones da derecho a la ocupación de las instituciones del Estado y de amplios espacios que corresponden a la sociedad civil", denunció- y económica. Tras advertir que esta última "durante meses se ha negado", Alfredo Dagnino subrayó que pese a ser de carácter financiero no era "estrictamente técnica o material, sino también moral".