El 'Giulio Verne" zarpó ayer de Palma para extender el nuevo cable eléctrico que enlazará Balears con la Península, con el desarrollo de un proyecto que supondrá un cambio substancial para el suministro de electricidad en las Islas. Los 237 kilómetros de cable permanecen enrollados en una sola pieza en un depósito de la cubierta del buque. Es uno de los pocos barcos especializados en este tipo de actividad y ya participó en el cableado submarino entre Tarifa y el norte de África, y entre Cerdeña y la península italiana.
Ayer mostró cómo se va a desarrollar su trabajo durante las próximas semanas en que no tocará puerto, hasta que llegue a Sagunto. Se trata de la misma operativa que se llevará a cabo entre Menorca y Mallorca cuando se ejecute la última fase del proyecto Rómulo, en 2014.
La empresa contratada por Red Eléctrica para la extensión de la línea cuenta con un robot submarino que permite situar el cable en posiciones exactas, sin casi desviaciones sobre el proyecto. Hasta los mil metros se soterrará a una profundidad de un metro. Cerca de la costa, la colocación en el fondo se realiza mediante boyas y submarinistas.
Los trabajos para deslizar las casi 7.000 toneladas de cables desde la cubierta hasta el lecho marino no están exentos de complicaciones técnicas. La más importante es que, en las zonas de máxima profundidad, con una longitud de casi 1.500 metros, el peso del cable que pende de la popa superará las 35 toneladas. La empresa italiana dispone de una enorme máquina que sujeta el cableado.
En cinco meses, llegará a Mallorca electricidad de la Península. Menorca esperará tres años.