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Me llamo José Luis Barrero Domínguez y tengo 51 años. Nací en Maó y vivo en Ferreries. Estoy casado y tengo dos hijas. Soy el presidente del Aeroclub de Menorca y también tesorero del Ateneu Musical de Ferreries. Cuando tengo tiempo libre, me gusta volar en avioneta, disfrutar con la barca, la familia y amigos, y viajar.
¿Cuándo tuvo usted su primer contacto con el Aeroclub?
Desde niño y prácticamente desde el comienzo del Aeroclub, que fue en 1969, aunque no se cedió el espacio de Sant Lluís hasta 1972. Mis padres llevaron el bar durante 12 años. Cuando yo tenía 13 años ya empecé a colaborar con la Junta, realizando labores de secretaría. A los 17, me hice con la licencia de piloto. Actualmente, comparto una avioneta histórica del 63 con un amigo. Era de un matrimonio catalán que venía a Menorca con el abuelo y un perro.
¿Siempre le había apasionado lo de volar o le llamó la atención cuando sus padres trabajaban en las instalaciones?
Ya me atraía de antes. Mi padre ya me llevaba para ver las avionetas, me encantaba. La sensación de libertad cuando vuelas es lo mejor. Es una experiencia muy personal porque tú vas al mando y haces lo que quieres y puedes. También disfrutas de la vista. Evidentemente, existe un riesgo que uno asume pero, una vez que estás arriba, de lo que se trata es de disfrutar.
Me imagino que, con tantos años de vuelo, habrá realizado cantidad de salidas, ¿con cuáles se queda?
Hemos hecho rutas largas como vueltas aéreas a España, Italia, norte de África... Descubrí muchas cosas y conocí a mucha gente. Hace años, la aviación resultaba mucho más asequible. Tal como legislan nuestros gobernantes, va de mal en peor. Por ejemplo, el incremento de tasas ha sido brutal. En el último mes, la tasa por aterrizar ha pasado de 6 a 70 euros. En el resto de Europa es completamente distinto, tienen mejores condiciones. Aquí es muy complicado y más con las características que tenemos en Menorca, donde no hay más remedio que volar sobre agua, siempre hacia el oeste, y sin estar en un lugar central.
Y aún así, el Aeroclub menorquín desarrolla una actividad que está por encima de la media del resto de aeroclubes españoles.
Lo cual es mucho mérito. Estamos muy satisfechos porque, contando con la población de la Isla, estamos en movimiento. De cara al futuro, estamos pensando en la aviación de ultraligeros, que permite obtener la licencia más barata y no tiene tantas restricciones.
¿Un deseo para este año?
Desearía que Menorca fuese capaz de conservar el Aeródromo. Que este patrimonio no se pierda porque no se podrá recuperar. Si Biel Seguí, el exalcalde de Maó, consiguió la cesión del espacio, espero que los políticos actuales sepan conservarlo y mantenerlo en activo.