Los mariscadores del puerto de Maó que explotan viveros para el cultivo de almejas y escupiñas en régimen de concesión denuncian que Autoridad Portuaria de Balears (APB) les exige el pago de tarifas cien veces superiores a las que abonan sus homónimos en Cataluña por la misma actividad.
Manuel Cabrera es uno de los profesionales afectados. Asegura estar dispuesto a pagar, pero no las abusivas tasas propuestas por APB, muy altas en comparación con las que se aplican en otros puertos del litoral español. Afirma que en Galicia y en la mayoría de los enclaves peninsulares el marisqueo se realiza con una simple autorización sin abonar canon ni tasa alguna por el ejercicio de la actividad, en cambio, en Menorca, el afán recaudatorio de APB es a su juicio insaciable.
"La mayoría de los mariscadores gallegos no pagan nada y en Cataluña abonan 0,09 céntimos por metro cuadrado de vivero, aquí quieren que paguemos 90 céntimos. Esto es cien veces más", explica.
Relata que en Cataluña por 500.000 metros cuadrados de vivero, la Generalitat tan solo exige a los mariscadores el pago de 1.502 euros anuales en concepto de canon mientras que APB le reclama por cerca de 3.000 metros de viveros alrededor de 2.800 euros. Además, debe abonar pagos desde 2006. En total el ente portuario le reclama ahora un desembolso de unos 12.000 euros, incluso ha embargado sus cuentas tras negarse a abonarlos a la espera de que APB conteste, al menos, el recurso presentado contra la nueva propuesta.
"Esta semana la Agencia Tributaria me ha informado que no ejecutará el embargo hasta que Autoridad Portuaria no responda al recurso. Esto ya es algo", comentó con cierto alivio y tras añadir que ha depositado en una entidad bancaria y ante notario un aval por 12.000 euros.
Tres años de ocupación
Manuel Cabrera reconoce que en noviembre de 2009 firmó unos documentos ante los responsables de APB en Maó en los que aceptaba las nuevas tarifas sin saberlo. "Me fié del resumen hablado que me hicieron sobre la Ley de Costas, pero nunca se comentó nada de las tarifas. No podía leer los documentos porque tengo la vista mal. Estoy en tratamiento médico y lo hice constar", explicó ayer al "Menorca" precisamente después de realizar una nueva visita al oculista. "Cuando recibí la copia semanas más tarde no coincidía nada con lo hablado. Me sentí decepcionado y engañado", agregó.