Los siete productores de cuajada de Ciutadella acordaron ayer que esta mañana entregarían su producción semanal a Quesería Menorquina, después de que 24 horas antes hubieran decidido no hacerlo por las nulas garantías de cobro por parte de la fábrica. Sin embargo, los propietarios de las fincas y sus payeses se echaron atrás en su decisión después de que, tras presentarse por sorpresa en la planta de Maó, los máximos responsables de ésta les informaran sobre la situación real, así como de las gestiones que se están realizando para sobrellevar la situación.
Los productores necesitaban conocer de primera mano la situación de Quesería Menorquina. A pesar de no haber anunciado su visita, la dirección de la factoría les recibió sin problemas. En el transcurso de la reunión, celebrada a mediodía y sin la presencia de medios de comunicación, la empresa expuso su situación. "Queríamos saber si todo lo que aparece en la prensa es cierto o no, para saber a qué nos atendemos", explicó el portavoz de los productores, Jaume Verdera, quien, no obstante, afirmó que "salimos sin que nos dieran ni esperanzas ni buenas noticias, pero nos aseguran que esta semana van a pasar cosas". Aún así, Verdera indicó que "nos han pedido que no desvelemos lo hablado", por lo que no quiso dar más detalles sobre las conversaciones.
Todo esto hace prever que Nueva Rumasa está trabajando para solucionar sus problemas y para mantener la producción de sus empresas.
Serios apuros
La situación era límite hace diez días y se ha ido agravando aún más. En la reunión mantenida hace dos semanas entre los productores de cuajada y el presidente del Consell, Marc Pons, se acordó una tregua por parte de los payeses, para que siguieran entregando su producción mientras se buscaban soluciones a los impagos.
A estas alturas, Nueva Rumasa adeuda alrededor de un millón de euros y "nadie nos ha dicho que nos vayan a pagar". "Hemos dado un margen, como nos pidió Marc Pons, pero la situación es insostenible, llevamos sin cobrar desde noviembre, y ha pasado un mes más".
Ahora, tras el encuentro con la empresa, los payeses volverán, de momento, a cumplir con sus compromisos mientras prosiguen las gestiones. Entre los payeses, algunos de ellos opinan que es mejor entregar la cuajada, ya que en caso de que Quesería Menorquina entrara en concurso de acreedores, los proveedores acaban cobrando.
Almacenes llenos
Estas idas y venidas del sector son fruto de la desesperación y están muy condicionadas por las propias posibilidades de los payeses. Uno de los motivos que también llevan a los productores a acabar cediendo en su postura inicial es la imposibilidad de seguir acumulando quilos de cuajada en sus cámaras frigoríficas, por cuestión de espacio. Algo que, en último término, supondría desechar el lácteo, es decir, dinero en potencia.
En cuanto a otras vías de comercialización, Verdera señaló que "no estamos en condiciones de descartar nada, lo de mandarlo a Murcia supondría costes de pasteurización y de transporte, pero quizá será mejor venderla a peor precio que no cobrar". Aún así, los productores siguen confiando en que la situación de Quesería Menorquina dé un golpe de timón y empiecen a llegar buenas noticias.
Y en eso tienen depositadas sus esperanzas los productores menorquines. Esperan que durante los próximos días se produzcan acontecimientos favorables y positivos para todos.
El Consell no cesa en sus esfuerzos
Algunos payeses han manifestado su decepción al comprobar como las palabras tranquilizadoras del presidente del Consell en la reunión de hace dos semanas no se están materializando en hechos concretos. Aún así, según ha podido saber este periódico, desde la institución insular comparten la preocupación de trabajadores y ganaderos, por lo que se está trabajando a destajo para encontrar soluciones. "Sabemos lo que representaría para Menorca el cierre de la fábrica", afirman. "Es un tema muy complicado, por eso pedimos que no haya nervios, aunque sabemos que eso es difícil. No les hemos abandonado, estamos en ello".