La saga de los Mata tiene nombre propio en el mundo de la hípica menorquina, afición que han ido consolidando a lo largo de los años; antaño cuando las carreras de caballos que organizaba la Sociedad Hípica Amigos del Noble Bruto se celebraban en el Estadio Mahonés la presencia de alguno de los hermanos Mata estaba garantizada, luego llegó una nueva generación cuyo máximo exponente fue Martín Mata Carreras, que también irrumpió en el mundo del baloncesto, concretamente en el equipo de La Salle Mahón, y aunque manifiesta que la intensidad con que se vive un partido de basket no se siente sentado en un cabriolé conduciendo un trotón, también resulta esto emocionante y hace que la adrenalina se dispare, especialmente en los adelantamientos o en el esprint final.
¿Qué fue primero, un caballo o un balón de basket?
Un caballo; a los once años ya me subí a un cabriolé; fue en el Estadio Mahonés; aunque desde los ocho o nueve años ya estaba metido en el mundo de la hípica; recuerdo que "Rey" (José Soriano), que era el entrenador del CD Menorca, solía acercarse y siempre me decía: "Que caballo tan bonito", y lo era.
¿Recuerdas el nombre del caballo con el que debutaste?
Claro, se llamaba "Trempolino", propiedad de los hermanos Pallicer, es "Mercants" de la carnicería de Sa Plaça.
Los primeros pasos como estudiante, ¿dónde los diste?
En el colegio La Salle, pero en el antiguo; siempre estudié allí hasta que a los años me planté y dije que los libros no eran para mí, que quería trabajar y así lo hice.
Y tu primer trabajo te llevó …
A La Morada, como aprendiz de camarero o de barman; allí trabajé con Miguel y Jaime, padre e hijo, propietarios de dicho bar; luego salté al mundo de la bisutería hasta que, con 16 años, me trasladé a Barcelona.
Ignoraba este extremo. ¿En qué trabajaste?
En Telégrafos, me harté de ir en bicicleta y como me añoraba, regresé a casa; en realidad solo estuve en Barcelona unos pocos meses.
Yo te hubiera ubicado en el mundo del transporte no en todo este berenjenal pero, eran años en que el trabajo abundaba y la oferta, en muchas ocasiones, era tentadora.
Nunca estabas parado; al regresar de Barcelona trabajé en diversas actividades, a "Ca'n Calaixos", en la bisutería de los Pérez, en la Carbónica y durante cuatro años en Transportes Tolo hasta que el hermano Justo, del colegio La Salle, me propuso el puesto de conductor del autobús escolar y, acepté el envite.
Pero antes tuviste que superar el preceptivo examen.
Sí; al hermano Justo le dije que no tenía el carné especifico para dicho transporte a lo que me respondió que me lo sacara y así lo hice.
E iniciaste una larga etapa de la que muchísimos chavales mahoneses, ellos y ellas, hoy madres o padres de familia, todavía recuerdan.
Aquella fue una etapa muy gratificante, aunque en ocasiones el autobús parecía una olla de grillos; a los 59 años lo dejé, pero seguí ejerciendo de chofer en la empresa de transportes Hernández Mora, hasta que al cumplir los 65 años, ni un día más ni un día menos, me jubilé.
También estuviste muy ligado al baloncesto, al basket, como se le denomina actualmente. ¿Desgranamos esta faceta?
Vamos a ello; a los 17 años comencé a jugar en el La Salle pero estuve a punto de dejarlo porque apenas jugaba, era el clásico suplente hasta que un día salí de titular, precisamente frente al "Titán y como quien dice, la armé; marqué quince puntos y con ello se abrió un mundo nuevo para mí y lógicamente seguí jugando.
¿Recuerdas al entrenador y a tus compañeros de equipo?
En aquel momento el entrenador era Guillermo Villalonga, que luego se pasó al arbitraje y de mis compañeros recuerdo a Fortuny, Pito Pérez, Nito Salom, Biel de Sant Climent, Toni Allés, Nito Mercadal, Fernando Sintes… Excelentes compañeros y no digamos como jugadores.
¿Cuántos años en el La Salle?
Desde los 17 años hasta los 33, cuando colgué las botas, lo que significa que estuve 16 años en activo.
La consecución del título balear os llevó a la Segunda División, al grupo catalán. ¿Qué destacarías de aquella etapa?
Sobre todo el compañerismo que existía entre nosotros; lo pasábamos de maravilla, éramos como una piña y aunque solo nos entrenábamos tres días a la semana vivíamos el basket con tanta intensidad que disputábamos los partidos al cien por cien, casi me atrevería a afirmar que lo hacíamos con el mismo espíritu que el de un equipo profesional.
¿A qué entrenadores recuerdas?
A Tolo Allés, a Sampol, a Roig, a Miguel Torres… También recuerdo que con motivo de jugar en el grupo catalán Lluís y Buscató vinieron a darnos un "cursillo", fue una especie de campus para prepararnos de cara a la temporada del debut en la nueva categoría.
A Toni Botella, ¿no lo tuviste como entrenador?
No, a él lo recuerdo en distintos puesto de relieve, especialmente como presidente del club.
En aquellos años los partidos entre vosotros, el La Salle y el Alcázar, echaban chispas y no digamos de los enfrentamientos entre tú y Marcial Camps.
Marcial era "mal de pelar", noblote pero fuerte como una roca, nunca tuvimos el más mínimo roce y hoy seguimos siendo muy buenos amigos.
Era otro basket y otros tiempos.
Sé, en la cancha íbamos a por todas, pero con nobleza; recuerdo que en cierta ocasión tuve una "picabaralla" con Ramis pero al terminar el partido los dos zanjamos la cuestión porque aquello eran cosas normales dentro de un "match" de los que cabría definir como de "tela marinera".
Muchos recuerdos, ¿no?
Muchísimos, pero para mí lo que tiene mayor importancia es la amistad que cimentamos entre todos nosotros; el otro día me encontré, en plena calle, con Castelló, el "gigantón" ciutadellenc y los dos nos abrazamos con una enorme alegría; posiblemente ésta sea la cara más positiva del deporte.
Selecciona un "cinco", inclúyete a ti, pero todos con la camiseta lasallista.
Pito Pérez, Nito Salom. Fortuny y Pepe Buñuel, y, como así me lo has pedido, complétalo con mi nombre.
¿Y a qué jugadores menorquines destacarías?
La mayoría de ellos, de los de aquella etapa, jugaban en el Alcázar o en mi equipo, de los alcazareños podría destacar a muchos, a Ricardo Arguimbau, a Marcial Camps, a José Luis Lluc, a Damiá Llull y a otros; de los jugadores de Ciutadella, que también los había de muy buenos, destacaría a los hermanos Mercadal, a Soriano, o a Toni Anglada "Antuán" y seguramente a otros que en este momento no recuerdo.
¿Alternabas las dos aficiones?
No, mientras estuve en el baloncesto solo me dediqué a ello aunque sin desvincularme de la hípica sobre todo porque forma parte de mi entorno familiar y regresé a ella, a los 33 años, al "despedirme" del La Salle.
Has sido un conductor prolífico, de caballos ganadores y pertenecientes a varias cuadras, ¿cierto?
Del todo, he conducido a muy buenos caballos, a muchísimos y pertenecientes, como dices, a diversas cuadras, a la de mi primo Martín Mata Goñalons, a la de "Mussuptà", a la de Jaime Carreras o a la de hermanos Rodríguez en fin, a muchas.
¿Algún caballo especial?
Por encima de todos a "Benhur"; caballo de mi propiedad con el que gané aquí, en el Hipódromo de Mahón, en Ciutadella e incluso en Palma; un caballo excelente.
La adrenalina, en ambas actividades deportivas debe "dispararse" al cien por mil, pero ¿en cuál de ellas es mayor?
La intensidad de un encuentro de basket, sobre todo en aquellos en que hay mucho en juego, es mayor que subido sobre un cabriolé, pero la hípica también tiene una importante carga emocional sobre todo en los adelantamientos o cuando encaras la recta final, en el esprint para "ser o no ser" el vencedor.
¿Gozas ahora viendo a los otros sobre el parqué o corriendo en la pista?
Sobre el parqué poco porque en las contadas ocasiones en que he asistido a un partido he sufrido lo indecible, me pongo demasiado nervioso y opté por no ir; sigo los partidos del Menorca Bàsquet a través de la televisión porque cuando noto que me pongo nervioso o cuando las cosas no van como yo desearía fuesen, salgo a dar una vuelta y me tranquilizo; en cuanto a la hípica es diferente; paso gran parte del día en el Hipódromo, preparo algunos caballos, ayudo en mil cosas porque a los 70 años y por una norma de "obligado cumplimiento", tuve que dejar de participar en las carreras; medida que considero muy acertada.
¿Cuál es el precio de un caballo?
Depende, pero no creas que los precios se hayan disparado; recuerdo que mi padre y unos amigos, el señor Gardés entre ellos, siendo yo todavía un chaval, compraron un caballo cuyo precio osciló sobre los 400.000 pesetas y, no hace mucho, el precio de una de las últimas adquisiciones, fue de 300.000 euros.
Y la calidad, ¿es igual a la de antaño?
No, ahora es superior; aquellos caballos ganadores de antaño hoy serían uno más en el pelotón, no sobresaldrían como lo hicieron en su época, ahora los tiempos, el crono registrado, es más bajo que los de entonces.
Y la afición, ¿se mantiene?
Yo diría que ha aumentado, me refiero a quienes se dedican a esta modalidad deportiva; ten en cuenta que hay más de cien caballos preparados para competir y que en cada jornada participan entre 60 a 70, todo un record.
Me has dicho que entrenas o preparas a varios caballos. ¿A cuáles?
Concretamente a "T Tumbon", a "B Tumbon" y a "Joguar", también cuidé a "Gabi Bubles" un caballo que el Ayuntamiento adquirió para la Escuela de Hípica; como puedes ver, este mundo constituye para mi un auténtico veneno.
Volviendo al baloncesto. ¿Qué opinas de Sergi Llull?
Que es un fenómeno; yo no soy precisamente del Real Madrid pero no me pierdo ningún partido de los que la televisión ofrece del equipo merengue para disfrutar viéndole a él, a Sergi, al que considero un fuera de serie.
El nivel de juego actual al de antes es diferente, el cambio es notorio, pero ¿en qué ha cambiado realmente?
En el aspecto físico; ahora los jugadores, en su mayoría son "mastodontes", atletas en el sentido más amplio de la palabra, ahora el juego se basa en una defensa agresiva y en una gran fortaleza física; el juego en sí, es el mismo con jugadas tan similares a las de antes, pero la forma física y los entrenamientos específicos han hecho que el espectáculo como tal haya mejorado.
Pero los jugadores "estrella" siguen siéndolo.
La clase siempre impone su ley, aunque habrá que "proteger" a dichos jugadores.
En cierta ocasión tú y Nito Salom tuvisteis una oferta más o menos interesante. de un club manresano. ¿Lo recuerdas?
En Barcelona jugamos un cuadrangular con tres equipos catalanes, el Manresa J., La Salle Manresa, el San José de Badalona y nosotros, y fue allí y en aquel momento cuando a los dos se nos propuso el fichar pero ni él ni yo aceptamos la oferta.
Mahón o Menorca tiran.
Y que lo digas, somos isleños hasta "sa mèdula dels ossos".
¿Cuáles son actualmente tus aficiones?
Mi tiempo lo reparto entre la familia, el Hipódromo, con todas sus variantes y algún que otro viaje, pero no excesivamente largos.
Menorca ha cambiado, hoy es totalmente diferente a la de tu juventud; el cambio operado, según tú, ¿ha sido positivo o…?
En muchos aspectos ha sido positivo, hay cosas en que se nos ha ido la mano pero en general el calificativo que se merece es, a mi modo de ver, de positivo.
Me has dicho que antes había trabajo para todos, hoy, desgraciadamente escasea. ¿Qué sientes ante esta realidad?
Preocupación, porque el trabajo dignifica y es indispensable para el desarrollo personal y como pueblo; deseo y espero que las aguas vuelvan a su cauce y superemos la crisis para que las condiciones laborales mejoren para todos.
Vivíamos demasiado alegremente.
Pues sí, con las hipotecas a hombros sin pensar en las consecuencias que aquel modelo de vida podía ocasionarnos; si salimos de ésta habiendo aprendido la lección habremos dado un importante paso para afianzar un futuro diferente.
Me imagino que tus dos nietos habrán "tret" el gen de los Mata, el amor por los caballos. ¿Lo deseas?
Si es para su bien encantado, de lo contrario... Encantado también, porque por encima de todo deseo que sean muy felices.
Y a la vida, ¿qué le pides?
Aunque el doctor Navas me dijo que estaba tan fuerte como "un cavallet", pido salud para poder disfrutar de mi familia y de mis amigos.
Todos deseamos lo mismo, salud porque sin ella, lo demás carece de importancia.