El pasado jueves el concejal de Sanidad del Ayuntamiento de Ciutadella, Lorenzo Coll, se reunió con varios especialistas para analizar los problemas que está padeciendo el municipio debido a cuatro animales: cucarachas, ratones, palomas y gaviotas. El denominador común entre estos cuatro 'bichos' es su abundante presencia en Ciutadella, lo que genera molestias por diferentes asuntos.
Empezando por el mayor de los bichos, la gaviota, su efecto pernicioso debe situarse en el nuevo puerto de Son Blanc. Concretamente en el contradique, la parte más exterior de la infraestructura, en la que no amarran buques y que sirve de protección ante el oleaje. Esta parte de la construcción no es transitable para los peatones, lo que la ha convertido, en palabras de Coll, "en un paraíso para las gaviotas".
El concejal ya ha tratado el tema con el responsable en Menorca de Ports de les Illes Balears, quien ha advertido a Coll de que el problema puede extenderse fácilmente al núcleo urbano de Ciutadella, puesto que el aumento sin freno ni control de la población de gaviotas en esta zona puede suponer que un mayor número de estas aves se desplacen hasta otros puntos en busca de alimento.
Desde Ports se asegura que se está estudiando el tema, si bien Coll apunta que en la zona de Valencia en la que se ha detectado también este problema se ha actuado mediante una especie de banderas. No obstante, el concejal está aguardando la respuesta del ente portuario.
Palomas en el puerto
Puesto el tema de las gaviotas sobre la mesa, toca abordar el de las palomas, que también tiene tintes portuarios. En este caso, ha sido el Club Nàutic Ciutadella quien ha trasladado su queja al Ayuntamiento por la gran población de palomas en la zona entre el edificio del Club Nàutic y el Consistorio.
Estos animales se instalan en el acantilado o en la barandilla del Camí de Baix, con lo que sus defecaciones van a parar sobre la pasarela de madera del puerto interior, o bien sobre las embarcaciones amarradas.
Coll explica que esta situación provoca, además de problemas sanitarios e higiénicos, que la pasarela de madera se convierta en una superficie tremendamente resbaladiza cuando el ambiente es húmedo, lo que acaba derivando en un riesgo para las personas que circulan por esta instalación.
En este caso, el problema se ha visto agravado por la solución a un problema anterior. En su día, la población de ratones en el acantilado cercano al Club Nàutic era muy numerosa, y se actuó para reducirla. Se consiguió, pero el efecto colateral fue que se eliminó un depredador de las palomas, puesto que se comía sus huevos. La consecuencia, al final, ha sido esta gran población de palomas, para la cual también se busca ahora remedio.
Ratones y cucarachas
Explicada la situación con los 'bichos' de aire, toca relatar lo que pasa con los de tierra, concretamente ratones y cucarachas. Unas semanas atrás, el Ayuntamiento ya anunció la realización de una actuación especial de fumigación para combatir el exceso de cucarachas y ratones detectado en algunos puntos de la ciudad.
Esta situación se deriva, según Coll, de que en los últimos tiempos no se han cumplido los plazos mínimos de fumigación para evitar la proliferación de estos animales. Así, el concejal explica que la desinsectación debería realizarse cada tres meses, y hasta ahora se hacía cada cuatro.
Además, prosigue el edil, durante seis meses del pasado año no se realizó fumigación porque no se renovó el contrato con la empresa, y cuando finalmente se formalizó la continuidad, se especificaron unas condiciones técnicas que no fueron suficientes.
En este sentido, Coll quiere que se amplíen las funciones de la empresa encargada de la fumigación y, entre otros detalles, que se vuelva a fumigar en las aceras "puesto que se comprobó que era uno de los métodos que tenían la eficacia garantizada".
En toda esta lucha contra los bichos, el concejal Lorenzo Coll pretende aplicar la máxima urgencia. De momento, está a la espera de la respuesta de los técnicos y los especialistas. Para él, un día que pasa es un día en que los bichos siguen campando a sus anchas y esto, concluye, se tiene que acabar.