Ni el famoso Saint-Tropez, donde se exhibe la 'jet set' internacional, ni la conocida Cannes, por cuya alfombra roja se pasean una vez al año las estrellas de cine con motivo de su festival, ni siquiera Niza, centro turístico de la Costa Azul francesa ya próximo a la Riviera italiana. Ninguno de estos puertos supera a Maó en el precio al que se paga un amarre, en los muelles más próximos a la ciudad y a las actividades de ocio, los que se encuentran en la Marina Mahón, durante un día de verano.
La asociación Port Sostenible, una entidad de reciente creación constituida por vecinos y empresarios del puerto, ha recopilado las tarifas vigentes en ciudades del sur de Francia así como en las islas de Córcega y Cerdeña, todas ellas en competencia con Menorca por el turismo náutico, para evidenciar que "a día de hoy Maó es uno de los puertos más caros del Mediterráneo y pese a ello, la oferta de servicios es bastante inferior", afirma una de las portavoces de la asociación, Eva Sintes.
Así, un barco de 20 metros de eslora y 5 de manga paga en temporada alta, por un amarre en el Moll de Llevant, 321,90 euros al día, mientras que uno de 12 metros cuesta 160 euros, precios por encima de los que se pagan en Saint-Tropez (entre 125 y 305 euros), Porto Cervo en Cerdeña (de 107 a 179 euros) o Bonifacio en Córcega (de 62 a 161 euros), y desde luego muy alejados de los que se cobran en Villefranche, Golfe-Juan, Niza y Cannes (oscilan entre los 32 y los 99 euros según el tamaño del barco), todos ellos enclaves turísticos de la Costa Azul y, elegidos en esta comparativa, por su conocido atractivo para visitantes de alto poder adquisitivo.
Incluso la cifra oficial del precio de los amarres, ofrecida por Autoridad Portuaria, de 230 euros, supera los precios de todas las ciudades elegidas en este estudio, con excepción de Saint-Tropez. En la ribera norte, la zona gestionada por Ocibar -la firma no obstante anunció en junio que renunciaba a la concesión-, el precio baja a 150 euros en el caso de los yates más grandes, pero todavía es más elevado que en la mayoría de los puertos competidores de la costa francesa.
"Escuchamos a menudo las quejas de los usuarios que llegan al puerto, y muchos de ellos son los que nos han proporcionado estos datos", aseguró ayer la portavoz de Port Sostenible. La asociación quiere que las autoridades se tomen más en serio el cambio de modelo del puerto de Maó, que de un pasado eminentemente industrial y comercial, debe pasar ahora, aseguran, a explotar su vertiente turística y deportiva. Una apuesta que, según Sintes, no debe dejar de lado las actividades tradicionales como el marisqueo, ni el cuidado del entorno.
Desde Port Sostenible afirman que son muchos los aficionados a la navegación que han cambiado ya el puerto de Maó por los de Addaia o Fornells debido al elevado precio de los amarres, y reclaman asimismo que las administraciones tengan en cuenta lo que ocurre en los puertos que compiten con el de Maó. "No sólo los nacionales, sino también los de países vecinos como Francia e Italia. y tomar ejemplo de las cosas que allí funcionan para poder desarrollarlas aquí, es de gran importancia que nos encaminemos ya hacia un puerto deportivo y de servicios", señala la asociación.
Momento crítico
A las carencias de servicios para los turistas náuticos -duchas, lavanderías, recogida de basuras entre otros-, se une, según Port Sostenible, la incertidumbre generada por el anuncio de Ocibar de renunciar a la concesión en S'Altra Banda y la espera de un nuevo concurso, un elemento "desestabilizador", afirma la entidad, a la vez que aboga por la elaboración de un proyecto turístico para el puerto de Maó, consensuado y que permita subsistir a los negocios de la zona.