No es una amenaza que ponga en peligro la existencia de la vía, pero sí una consecuencia del uso indebido de algunos tramos y de un diseño cuestionable de algunos de ellos. La erosión está haciendo mella en ciertos puntos del Camí de Cavalls, hasta tal punto que si el proceso no se corrige, serán necesarias pequeñas modificaciones del recorrido.
La definición correcta de la situación del Camí de Cavalls sería de riesgo ambiental en algunos tramos. Así lo aseguran los técnicos, que sitúan este problema especialmente en la costa norte de la Isla. El proceso de erosión se inicia por un mal uso del camino, como por ejemplo el tránsito incontrolado de motocicletas. Esto provoca que se pierda la vegetación que sustenta el terreno, que acaba desgastándose y en algunos puntos, como en los de las imágenes de arriba, se va perdiendo tierra haciendo que el camino se vuelva difícilmente transitable. Técnicamente esto se llama fragmentación. En cuanto un pequeño tramo, puede ser de unos escasos metros, se vuele intransitable, la reacción de los paseantes es bordear esa zona, con lo cual se crea un nuevo camino, interviniendo así sobre más porción de terreno.
A día de hoy son procesos muy localizados, con especial incidencia en la zona de Cala Pilar, entre Sant Tomàs y Binigaus y entre Cala Calderer y Ets Alocs. De todos modos, los técnicos geólogos aseguran que el proceso erosivo no es exclusivo del Camí de Cavalls, sino que se produce en otros espacios naturales como la Bassa Verda, en Ciutadella. En cambio, en otros puntos, como el Camí Reial de Ferreries, el fenómeno no tiene lugar porque, según el geólogo Xavier Roig, miembro de la consultora ambiental Qu4tre, "se aprovecha una infraestructura realizada hace años con seny".
Ante una situación así, las soluciones pasan por tres caminos. El primero, ser conscientes de esta realidad y abordar lo que ahora no es un problema pero podría llegar a serlo. El segundo, resedimentar aquellos tramos más afectados. Y el tercero, revisar el trazado de algunas zonas, puesto que según Xavier Roig, algunos recorridos no son lógicos. Así, apunta que, por ejemplo, "hay algunos tramos en los que se ha trazado una línea recta, sin respetar la tradición mediterránea de diseñar las vías en zig-zag".