El Gobierno británico anunciaba a principios de semana la organización el próximo verano de cursillos gratuitos a 50.000 familias con niños menores de cinco años para enseñarle cómo criar mejor a su hijos, ante la falta de un manual o guía de cómo hacerlo.
Una experiencia pedagógica que en Menorca se realiza desde hace 10 años, según ha recordado Vicenç Arnáiz, director del equipo de Atención Primaria, y que a título personal ha explicado recientemente en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), con sede en París.
La OECD tiene como objetivo promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas. Uno de los aspectos que este año ha generado interés se refiere a los modelos para fortalecer las educación de los menores, ante las dificultades educativas y de la cohesión social en las familias.
Por ello, la OCDE ha invitado recientemente a Vicenç Arnáiz, como experto en la materia, a la sesión plenaria de esta organización celebrada en París, para explicar el modelo menorquín que se desarrolla desde hace una década.
Arnáiz enumeró una serie de dificultades que padecen las familias, como la menor presencia de personas adultas (hace años se incluían a los abuelos y ahora existen familias monoparentales), lo que afecta al intercambio de opiniones y criterios; la existencia de nuevas estructuras familiares que dificulta la distinción entre la diversidad y la desestructuración; la falta de recursos y criterios educativos de las familias, con la necesidad de adoptar las novedades; los padres y las madres están desorientados y no saben qué enseñar, ya que la realidad del entorno ha cambiado y es complicado establecer la frontera de la buena educación y la espontaneidad de los niños; la falta que tienen las familias de ayudas o servicios educativos; las contradicciones de la lógica familiar, que atiende a la calidad de la relación con los hijos, frente a la necesidad de rentabilizar el tiempo; y la inseguridad de los padres ya que la educación es un proyecto a largo plazo.
Frente a las dificultades, Arnáiz expuso la necesidad de socialización de las familias y de que los profesionales dispongan de instrumentos para comprender y resolver la complejidad del núcleo familiar, además de garantizar mecanismos para compensar las situaciones de exclusión en las que los hijos pierden posibilidades educativas.
Arnáiz detalló el funcionamiento de los espacios familiares y los talleres de padres y madres en la Isla, entre otros.