Un anuncio que cuelga en las oficinas del Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB) de Maó, ofertando 50 empleos de restauración, cocina y pisos en Alemania, junto con la gráfica de la oficina europea de estadística, Eurostat, sobre la tasa de paro de los estados miembros de la Unión, dibuja con claridad el vuelco que ha sufrido el mercado de trabajo español en los últimos cuatro años.
La crisis ha elevado la tasa de paro al 22,6 por ciento y, en poco tiempo, cuando aún se estaba asimilando la fuerte inmigración atraída por la bonanza económica, la idea de emigrar en busca de trabajo surge ya en la mente de los que han agotado -o están a punto de hacerlo-, su prestación por desempleo. Más de mil parados de los cerca de 7.000 que se registran en Menorca había dejado de cobrar ayudas el pasado septiembre, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
El paro es la principal preocupación ciudadana y acapara la agenda política en estos días de campaña electoral.
Menorca, acostumbrada a la economía estacional, experimentó el pasado octubre el peor cierre de la temporada turística en los últimos años, con la incorporación a las listas del paro de 1.200 trabajadores, frente a los 968 registrados durante ese mismo mes en el año 2010.