Autoficha
Me llamo Lluís Moll Riera, nací en Maó y tengo 41 años. Soy funcionario en el Ministerio de Defensa y presidente de Amics de la Mar Port Maó. Tengo una hija y vivo en pareja. Cuando tengo tiempo libre me apasiona arreglar embarcaciones y navegar con ellas.
¿Cómo comenzó a colaborar con Amics de la Mar?
Fue hace ocho o nueve años. Conocí la asociación a través de un socio y, al cabo de un año, ya tenía cargo directivo. Me animé por mi afición al mar y soy presidente desde el 19 de diciembre. El objetivo de Amics de la Mar es la preservación, divulgación y navegación del patrimonio marítimo. Actualmente somos unos 60 socios.
Desde que entró en el grupo, ¿cómo ha sido la evolución de la asociación?
Hemos ido evolucionando y nos hemos ocupado de recuperar las embarcaciones tradicionales menorquinas. Tenemos unas 90, que están almacenadas en la Pedrera de Robadones esperando un apadrinaje, personas que se interesen en ellas y que tengan ilusión.
¿Cuáles son las dificultades con las que se encuentran?
Tenemos pocos asociados y hay que luchar con eso. Teníamos proyectos para mostrar el patrimonio que hemos ido recuperando y que se almacena en las canteras pero, de un tiempo a esta parte y por circunstancias, nos hemos volcado más en la Isla Pinto. Robadones posee un microclima ideal para conservar la madera de las embarcaciones en condiciones. Decidimos no abrir al público por motivos de seguridad. Para dejarla en condiciones se necesita mucho dinero y el Consell no puede invertir en una propiedad privada.
¿Cómo va el tema de la Isla Pinto?
Nos gustaría conseguir un contrato con la Armada para tener continuidad en la Isla Pinto. Tenemos mucho interés y compromiso en seguir pero, si la Armada no nos dice nada ni qué podemos hacer, tendremos que plantearnos recuperar la pedrera.
¿Cómo han podido recuperar tantas barcas?
Normalmente es porque se va corriendo la voz de que alguien ya no quiere alguna embarcación o que se ha visto una. Ya nos conocen en los ámbitos náuticos y enseguida nos llaman. Una vez localizado, vamos y vemos en qué condiciones está. Si puede recuperarse, lo vamos a buscar y el propietario nos hace una donación, así pasa a formar parte de nuestro muestrario.
¿Cuáles son las joyas de la colección?
Hay de todo. Tenemos una "bolitxera" de 1850 que es la última que queda en Menorca aunque ya no podrá navegar, pero servirá para conseguir planos y hacer una réplica. Tenemos mariscadoras, botes menorquines, una balandra de 30 metros que se podría recuperar, "tèquines"... Nuestra intención es que todo este patrimonio no se pierda. Además, tenemos contactos en todo el litoral español y algunos puntos del extranjero. Llevamos el nombre de Menorca donde quiera que vayamos a navegar.