La tendencia al envejecimiento de la población es algo sabido y repetido, pero la revisión del padrón municipal -publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística- permite poner cifras a este proceso: la edad media de los menorquines ha aumentado en casi dos años durante la última década. En el año 2001, el menorquín medio tenía 37,9 años. El año pasado, la cifra era ya de 39,5 años. Si se echa la vista incluso más atrás, se constata que la tendencia al envejecimiento es evidente, puesto que en 1996, la edad media de los menorquines se situaba en los 37,2 años.
Este dato evidencia varios aspectos. Por un lado, el aumento de la esperanza de vida, que hace aumentar el número de personas mayores. En la Isla, esto se nota especialmente en el volumen de ciudadanos con más de 85 años, cuya cifra ha crecido un 70 por ciento en los últimos quince años. Por otro lado, el crecimiento de la edad media pone de manifiesto también que la proporción tradicional entre jóvenes y mayores se está desequilibrando. Así, quince años atrás los jóvenes de entre 0 y 14 años representaban el 17,1 por ciento del total de la población. Ahora, son el 15,8 por cien. Esta variación puede parecer menor, pero si se le añade la evolución de los ciudadanos de entre 15 y 29 años, el proceso adquiere más relevancia. En el año 1996, uno de cada cuatro menorquines se ubicaba en esta franja de edad (24,6 por ciento). Ahora, solamente uno de cada seis se incluye en este sector (17,5 por cien). Y lo más destacable es que el peso que se ha perdido en este sector se ha desplazado hacia arriba, no hacia abajo. Así, las personas entre 30 y 49 años son ahora cinco puntos más que en 1996, y los que tienen entre 50 y 64 han aumentado en más de tres puntos.
Éste es seguramente el dato más destacado que se puede obtener del análisis detallado del padrón municipal. En otros términos, los datos también desvelan que desde que estalló la crisis económica (2007), se ha reducido la migración interior, es decir, aquellos ciudadanos que deciden irse a vivir a otro municipio dentro de la propia Isla, o las personas que llegan de otras comunidades autónomas para buscar suerte. En el 2007, estos dos colectivos significaban el 43,2 por ciento del total de la población de Menorca.
Ahora, son el 41,6 por cien. En cambio, lo que podría parecer algo lógico con la crisis, la disminución de la población extranjera por la falta de mano de obra, no se cumple. Al contrario. Desde 2007, el peso de los ciudadanos extranjeros sobre el total de la población de Menorca ha crecido porcentualmente, pasando del 15,1 al 16,3 por ciento. Numéricamente, en estos cinco años se han ganado casi 2.000 ciudadanos de origen extranjero.