Dani Macaco rehuye de las etiquetas. "No me considero un músico social, simplemente canto lo que me sale de dentro. La gente se imagina que me paso el día por ahí reivindicando, pero no es cierto".
Asiduo y enamorado de los paisajes y de la pasmosa calma menorquina, el cantante salda esta noche ( 22 horas) en Maó una deuda pendiente: tocar en la Isla donde se evade y ha compuesto algunas de sus canciones. De la mano de Sa Terrassa Es Claustre, Macaco presenta su álbum "El murmullo del fuego", una dosis de optimismo en tiempos de sombras.
De este último trabajo suyo, EMI Music dice que es vitalista, positivo y bailable. ¿Es el disco ideal para los tiempos que corren?
No sé si es el trabajo ideal pero es lo que me salía a mi de dentro. Mayormente en este disco hay luces, aunque alguna que otra sombra. Pero sobre todo hay un sol muy potente. Siempre digo de mi mismo que soy un aprendiz de la vida aunque me gusta ponerme unas buenas lentes para ver también lo bueno del problema. Es una cuestión de actitud, de positivismo. Es aquello de ver el vaso medio lleno o medio vacío.
La voz de Saramago abre el disco. Todo un lujo poder contar con la locución del Premio Nobel de Literatura.
Sí, ha sido un regalo muy grande. Por aquellas casualidades de la vida, le rendí homenaje a Saramago en uno de mis conciertos y vinieron algunos de sus familiares. Hay una buena relación entre Pilar del Río, su viuda, y Macaco. Un día tuve atrevimiento de pedirle la voz del maestro para la "intro"; y ella me cedió encantada un fragmento de la película "José y Pilar". Una locución que hace referencia al libro "El Viaje del Elefante" y que cuadra perfectamente con la idea del disco.
Leí que le apasiona la filosofía. ¿Considera que si el mundo estuviera gobernado por científicos o pensadores, en vez de por políticos, no nos encontraríamos en la desesperanzadora situación actual?
Es complicado, ojalá supiera o alguien tuviera la varita mágica para saber cuál es el esquema ideal. Personalmente no creo en los políticos ni en su estructura, ni por su manera de hacer ni por los intereses económicos que se dan. Porque como decía Saramago: "Al final los que gobiernan el mundo son las grandes corporaciones". Y no puede ser que esos intereses económicos estén pisando unos derechos básicos de la Humanidad. No me gustan los extremos, pero creo que cuando la ciencia mira hacia nuestras raíces se dan una serie de conceptos muy interesantes. Soy muy fan de Eduard Punset y de su programa "Redes". No sé cuál es la estructura ideal, pero sé que la que tenemos no funciona. Hay demasiada corrupción y todo el mundo está mirándose al ombligo. Es evidente que así no vamos bien...
El 15M tuvo una respuesta muy positiva, pero no sé si ahora considera que en vista de los últimos acontecimientos (léase la palabra "rescate") deberíamos salir todos a la calle, de una vez por todas, como hicieron los ciudadanos de Islandia.
Confío en que eso también pasará en nuestro país. No me gustan las etiquetas que se le ponen a los movimientos, pero tengo claro que hay estructuras caducas y casposas y que por ello la gente saldrá a la calle. Esto no se ha acaba aquí. Lo bonito del 15M es que reunió a gente de todas las edades y de todas las clases sociales bajo la idea de: "Por favor, no nos engañen más". La gente se volverá a unir para pedir que no nos mientan más y buscar otro tipo de estructuras. En este sentido, es evidente que habrá muchas más manifestaciones.
Con este nuevo álbum Macaco consolida su actitud de compromiso social. Catorce canciones que presenta esta noche en Maó. ¿Cómo lo hace, después de tantos años y con la que está cayendo, para que no le abandonen las ganas de seguir reivindicado?
No sé si soy un músico social, esas son las etiquetas que te ponen. En mis canciones, simplemente, hago propuestas de ideas, de una manera muy abierta. En mis discos también hay temas de amor... Sencillamente intento plasmar lo que me sale con toda la libertad de mi corazón. Pero sí intento que sean canciones positivas. Siempre digo que mi principal misión social es que la gente se lo pase bien en mis conciertos. Eso es lo más importante. Todos somos muchas cosas y así lo intento reflejar en mis canciones. No me considero abanderado de nada, ni sabio. Me levanto y me caigo, cada día, como cualquier hijo de vecino.
Su concierto en Menorca ha causado gran expectación. Hace días que se han agotado las entradas anticipadas y el público le agradece que haya incluido la Isla en su gira. Sabemos que se decanta por Menorca para descansar, pero todo el mundo esperaba ver a Macaco sobre el escenario ¿Cómo se fraguó su actuación en el Claustre del Carme de Maó?
Mucha gente sabe que soy un amante de Menorca, donde tengo muy buenos amigos y he compuesto algunas de mis canciones. Por ejemplo "La República de la Tramuntana" nació aquí y es mi primer tema en catalán. Durante uno de mis descansos me acerqué al Claustre -donde hay unos amigos míos que hacen una gestión de maravilla para que vengan buenos artistas a la Isla-, y me puse a cantar con la gente. Ahí entramos en contacto y buscamos la manera de poder ofrecer un concierto aquí. La verdad es que me hacía mucha ilusión tocar en Menorca. Era una especie de asignatura pendiente y esperemos que con el tiempo se convierta en una tradición y que pueda venir a actuar una vez al año. Menorca es un lugar maravilloso que ha sabido conservarse muy bien. Tiene mucho verde y mucho azul, con unos contrastes increíbles. Para mi la Isla es muy inspiradora. Aunque he viajado por todo el mundo si pudiera elegir un país sería "La República de la Tramuntana", que es un lugar abierto que te adopta rápidamente.
Esta noche ¿habrá sorpresas?
Igual aparece algún músico que invitemos, pero las sorpresas tienen que ser eso, sorpresas. Vamos a darlo todo.
¿Sigue defendiendo que hace canciones sencillas?
Sí, para mi la sencillez no es algo peyorativo. Hago estribillos muy claros e intento que las letras sean sutiles. Al estilo de la rumba del Gato Pérez, de mi tierra, o con influencias de Bob Marley. Y en cuanto a la música, mezclo todos los estilos e intento sintetizar lo que a mi me sienta bien.
¿Cómo se digiere el hecho de haber empezado a tocar en la calle y luego llenar estadios enteros?
Ha sido un cambio a lo largo de 15 o 20 años. Llevo media vida subido a los escenarios. Pasé de tocar en pequeños garitos a actuar en Japón, África, Estados Unidos, el Sáhara... Si algún día tengo que volver a tocar en la calle no tendré ningún tipo de problema. Soy un todoterreno. Busco el equilibrio entre lo que me gusta, la música, y el lado menos positivo, la promoción y las giras que son muy duras. Siempre intento ser yo mismo. Tan importante es salir ante cien mil personas que ante mil. Mi actitud es exactamente la misma. Para mi es tan importante o más actuar en Menorca que hacerlo en el festival más grande del mundo.