Puede parecer un tópico pero, créanme, querer es poder. El mejor ejemplo para demostrarlo, el de Jesús Manzanas, un madrileño de 44 años a quien hace tan solo tres le diagnosticaron una de esas enfermedades llamadas raras, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una dolencia degenerativa de tipo neuromuscular que provoca una parálisis muscular progresiva pero que, sin embargo, no afecta a la capacidad intelectual. El caso más destacado a nivel mundial es el del físico, cosmólogo y divulgador científico británico, Stephen Hawking, por ser una persona que lleva más de 40 años conviviendo con esta enfermedad. Pero si el científico inglés es un caso a tener en cuenta, también lo es el de Jesús, un ejemplo de superación en su máxima expresión.
Ayer por la noche, Jesús, su mujer Cristina de Santiago, y su cuidadora, Mari Carmen Puglla, dejaron Menorca después de pasar aquí sus segundas vacaciones veraniegas. Unas vacaciones "fantásticas" en las que Jesús ha sido feliz, según afirmaba él mismo pocas horas antes de abandonar la Isla.
un giro en la vida
Cristina explicaba que Jesús siempre ha sido una persona muy dinámica, amante del deporte, del montañismo, del buceo, de la escalada, de la espeleología. Es ingeniero de caminos, especializado en temas hidráulicos, para el Ministerio de Fomento. Se dedica, fundamentalmente, al estudio de presas. Y a pesar de su enfermedad, sigue trabajando, desde casa, con un ordenador adaptado que le permite mantenerse en activo.
Según recuerda Cristina, hace tres años, cuando se le diagnosticó la enfermedad a Jesús, él "me dijo que no quería quedarse en casa lamentándose y me dijo que si yo me atrevía a viajar, él quería seguir haciéndolo y que la enfermedad no sería un obstáculo". Porque a ambos les encanta conocer lugares nuevos. "Queríamos seguir viajando, adaptándonos a las circunstancias". Y es que Jesús es un claro ejemplo de superación, de ganas de vivir, de fuerza para luchar contra las adversidades.
Sin embargo, ahí se encontraron algunas dificultades. A través de su agencia de viajes sondearon el país, en busca de hoteles cerca de alguna playa donde pudieran acoger a una persona con su dolencia que requiere, necesariamente, una cama articulada. "Llamamos a muchos sitios, pero no encontramos ninguno que nos facilitara la estancia". Hasta que encontraron el Hotel Audax de Cala Galdana. "Le expuse el problema al director, le plantee la posibilidad de alquilar una cama articulada, pagándola nosotros, pero le dije que necesitaba que nos permitieran instalarla en el hotel. Me dijo que lo estudiaría y ya pensaba que dirían que no. Pero no fue así". Y no solo eso. "Desde el hotel dijeron que nada de alquilar una cama, que ellos la comprarían para Jesús". Esa fue la llave para abrir la puerta a unas vacaciones, admite Cristina, a quien se le saltan las lágrimas al explicarlo. "Fue un gesto increíble, no se nos olvidará jamás".
Así fue como Jesús, Cristina y Mari Carmen llegaron a Menorca el verano pasado. Y no era sencillo, porque el viaje es complicado en esta situación, y también la estancia. Pero fue una semana "alucinante", aseguran todos. De ahí que este año, hayan repetido la experiencia durante diez días. "Nos han tratado con muchísimo cariño y con mucho respeto, los camareros, en recepción, el director, la propiedad del hotel, todos". Incluso con las comidas, hechas expresamente para Jesús, purés de verduras, carne y pescado, lo único que puede comer. Y es que, para Cristina, "de nada serviría el esfuerzo interior y las ganas de luchar de Jesús, si no hubiéramos encontrado un apoyo una vez aquí, en Menorca".
disfrutando de la isla
Al igual que las del año pasado, las vacaciones que acaban de concluir han sido geniales para la familia madrileña. El responsable de las actividades deportivas del hotel, Mathieu Nieuwland, les ha organizado propuestas para cada día. "El lunes alquilamos un coche adaptado durante cuatro horas para visitar Ciutadella, Monte Toro, Fornells; el martes tuvimos la oportunidad de ver el espectáculo ecuestre de Son Martorellet, donde su dueño hizo que Jesús se pudiera fotografiar con un caballo, quedó muy impresionado, muy contento", asegura Cristina. Y el miércoles "hicimos una excursión en barca" por la costa sur, entre Son Saura y Santo Tomàs, gracias a "los chicos de la Cruz Roja que subieron a pulso a Jesús con la silla, desde su zodiac a la barca".
Entre la variedad de actividades que Jesús ha podido disfrutar "ningún día ha faltado el baño en Cala Galdana". Algo que ha sido posible gracias al trabajo de la Cruz Roja de Ferreries. "Son unos chicos fantásticos, es increíble, porque tanto el pasado como este año han hecho posible que Jesús se haya podido bañar", explica Cristina, que no sabe como agradecer el trabajo de los socorristas. Y es que Carlos López, Santi Saurina y Ernest Triay lo han hecho posible cada día. "Jesús no puede mover las piernas, pero en el agua ha conseguido hacerlo, es genial", expresa contenta Cristina.
En Cala Galdana, a mediodía de ayer, después del baño, empezaron las despedidas. La Cruz Roja les regaló una fotografía con todo el equipo. Momentos muy emotivos que continuaron con Mathieu, con Dani Coll (de la barca), con todos.
Ahora empieza otro año de "estrés" en Madrid, trabajando y con sesiones de logopedia, fisioterapia y masajes musculares para que Jesús afronte mejor la enfermedad. El objetivo, volver a Menorca el año que viene para "desconectar" y ser feliz. ¡Aquí te esperamos, Jesús! ¡Ánimo y mucha suerte!